El programa Universidad en tu Territorio del gobierno nacional le tiende la mano a las universidades regionales que, como nuestra alma mater, han estado postergadas en términos de financiación y por eso mismo, de influencia real en sus entornos inmediatos.
Con una financiación sin precedentes -$9,2 billones adicionales -, en rubros igualmente sui géneris, el gobierno nacional se juega una carta durísima para garantizar que la educación superior sea un derecho de todos los jóvenes del país, mediante el acceso de 500 mil nuevos estudiantes en instituciones de educación superior públicas.
Esto, de por sí, constituye tres grandes cambios:
Que la educación va a ser considerada derecho fundamental, tal como lo son hoy la primaria y la secundaria: con esta apuesta en la transición y en la media, el gobierno nacional busca que todo el ciclo educativo - desde transición hasta los estudios universitarios - sea garantizado y financiado por el Estado.
El foco de la política de educación: de estar concentrado en el concepto vago y problemático de “la calidad”, se concentra en la cobertura, especialmente en las regiones más empobrecidas y afectadas por el conflicto armado. Hoy, de hecho, la burocracia del sistema de aseguramiento de la calidad construida durante los últimos años, es el principal obstáculo para que las universidades impacten positivamente los territorios.
El fortalecimiento de las universidades públicas: ¿Alguien se acuerda de “Ser pilo paga”? Fue un programa que trasladó sistemáticamente los recursos públicos a las universidades privadas. Con Petro esta tendencia cambia, y la plata es para las universidades públicas.
Los cinco ejes del programa benefician de manera importante a la Universidad del Tolima, y por supuesto a las y los jóvenes que aspiran a ingresar al sistema, en esta región y en las restantes en donde tiene influencia la UT.
El primero es la política de gratuidad, recientemente aprobada por el Congreso de la República. Con estos recursos - $4,2 billones - se pretende financiar 360 mil cupos en las universidades, y 140 mil más en el SENA. La UT tendrá que diseñar un plan de cobertura que le permita cumplir con su cuota dentro de la meta del gobierno, en presencial, y especialmente, en la modalidad distancia.
El segundo, es el Plan Nacional de Espacios Educativos - $5 billones -, que promueve la construcción de nuevas sedes universitarias. Para el Tolima se han anunciado dos nuevos campus que ampliarán el alcance de la UT en el territorio: el del norte, en Mariquita, y el del sur, en Chaparral.
El objetivo es que estos nuevos espacios universitarios impacten positivamente tres provincias del departamento - aproximadamente 23 municipios - en términos de cobertura, pero también, de desarrollo y paz territorial.
El tercer eje del plan del gobierno tiene que ver con el tránsito inmediato a la educación superior, cuyo énfasis es el cierre de la brecha entre las y los jóvenes que terminan el bachillerato y los y las que ingresan a la universidad. Como dije arriba, el hecho de que todo el ciclo educativo no sea derecho fundamental, produce una brecha entre quienes pasan del bachillerato a la media (de noveno a once), y de la media a la educación superior.
Para que se hagan una idea: en Ibagué, la cobertura del bachillerato (garantizado como derecho), del 97%, cae al 65% en la media (que no es considerada derecho). La cifra sigue bajando entre quienes se gradúan de once, y todavía más, entre quienes finalmente acceden a la universidad (y la deserción continúa, porque no todo el mundo termina con título de técnico, tecnólogo o profesional).
Este programa pretende entonces amarrar la educación secundaria a la terciaria, y de nuevo, la UT tiene la oportunidad de incidir, especialmente en municipios cuyo promedio de acceso a la educación superior se encuentra muy por debajo de la media departamental, que ronda el 49%. En Coyaima, Natagaima, Villahermosa y Ortega, para seguir con los ejemplos, el tránsito de la media a la educación superior es menor al 30%.
¿Qué pasa con el 70% de los jóvenes de estos municipios que se gradúan de once pero que no acceden a la educación superior?¿Qué hace falta para que puedan ingresar a programas técnicos, tecnológicos y profesionales?
La garantía de la educación como derecho fundamental, la política de gratuidad, la construcción de nuevas sedes universitarias y la preocupación por la transición inmediata, empata con el cuarto gran eje de la política de educación superior del gobierno: la transformación del sistema de aseguramiento de la calidad.
Hoy en el Ministerio de Educación reposan más de 30 mil solicitudes renovaciones y nuevos registros calificados. Se debe a la extraordinaria burocratización del sistema, el prurito al que se dedicó la tecnocracia bogotana a la que jamás le interesó la educación superior de las y los jóvenes de la periferia del país.
La transformación del modelo de aseguramiento de la calidad lo que va a permitir es que las universidades diversifique y flexibilicen su oferta educativa, para que puedan responder a las demandas territoriales.
Este es el último reto de la UT: asumir una apuesta de regionalización rigurosa y bien organizada, que sin perder de vista la calidad - aquello que hacemos de puertas para adentro - logre generar impactos reales en los jóvenes y en las regiones en donde hacemos presencia, es decir, aquello que hacemos de puertas para afuera.
Superada la crisis financiera, la Universidad del Tolima está preparada para - como decía un viejo conocido líder estudiantil - “subirse al tren de la historia”.