Recientes declaraciones de nuestro burgomaestre me traen a la memoria algunas del ex alcalde Luis H. Rodríguez al final de su mandato y cuando era evidente que su administración no estaba en condiciones de poner en funcionamiento los escenarios deportivos a tiempo para los juegos nacionales.
Restándole importancia al hecho de que no se hubieran entregado los escenarios deportivos para las justas dijo Luis H. que el mundo no se iba a acabar y en ello erró gravemente el ex alcalde, porque desafortunadamente para él, su mundo si acabó estrepitosa y dolorosamente como lo testimonia su actual situación.
Una perla de la misma calaña, se escuchó de labios del Ingeniero Hurtado por estos días, a su regreso al país y después de haber afrontado la ciudad una grave crisis ocasionada por las lluvias persistentes que pusieron en riesgo a importantes comunidades y afectaron sus viviendas y sus bienes. Quiso excusarse el mandatario por las críticas que sufre cotidianamente por la percepción que tiene la ciudadanía de su constante ausencia al frente de la ciudad, afirmando que el no ha querido que llueva y que no es de su responsabilidad la ola invernal.
Desafortunadamente para la ciudad como lo testimonian las declaraciones a las que hago mención, su alcaldes ( no solo estos ) no han entendido cual es el propósito de la gerencia y la finalidad de la administración pública.
Lo que no entendió Luis H. es que lo que esperaban los destinatarios de sus decisiones era que cumpliera con los estándares de planeación, de economía, de eficacia y de eficacia que son los postulados constitucionales de la administración de lo público.
Lo que no entiende el Ingeniero Hurtado es que lo que se le pide no es que interceda ante el creador para que cese la lluvia, sino que cumpla con las tareas que debe ejercer un administrador serio: Que ejecute un plan de emergencia para descolmatar las redes que recogen las aguas lluvias inutilizadas por una inadecuada disposición de residuos sólidos, se adelante la recuperación de las zonas de riesgo al lado de las corrientes hídricas, se cumplan con los estudios de remoción en masa que ordenó el Pot precisamente desde la época de Luis H.; se dote de recursos y personal al área de gestión del riesgo y se lleve a cabo un ejercicio permanente de promoción del civismo con las comunidades que asumen comportamientos que solo a ellas perjudica cuando arrecia el invierno.
Nadie esperaba que Luis H. salvara el mundo. Nadie espera que Hurtado detenga las lluvias. Lo que se esperaba y se espera es que se gobierne y gobierno es lo que no hay.