La construcción de una elevada edificación en el sector del Vergel ha originado serias inconformidades de residentes del sector que cuestionan la forma en que afectará su entorno una edificación de la densidad y altura de la propuesta.
La discusión ya ha originado una tendencia contraria a la que cuestiona el proyecto, que demerita la crítica de su contraparte, achacando un tinte clasista a la posición de quienes se oponen a la edificación de viviendas de interés social en tan exclusivo sector de la capital del Tolima.
Responden los otros, con el dudoso argumento conforme al cual las viviendas que se construyen en el proyectado edificio, no son de interés social, habida cuenta de que se comercializan sin terminados ni parqueadero.
Si algo puede afirmarse sin afiliarse a ningún partido en el debate; es que esta controversia, muestra de cuerpo entero una tarea inconclusa de ciudad, que ha tenido múltiples escenarios y tendrá otros tantos, mientras no se cierre la página del POT de Luis H.
Han caído en un temprano olvido, las circunstancias en las que fue expedido el Plan de Ordenamiento Territorial del Municipio de Ibagué, que - rememoro – fue aprobado por decreto emitido por el entonces burgomaestre, como consecuencia de que el proyecto en trámite del concejo municipal, no fue objeto de aprobación y subrayo “de trámite”.
En su oportunidad, el cabildo se marginó del debate del plan y abrió la puerta a que el Alcalde en un acto unilateral, aliviado del escenario natural de discusión y análisis que es el Concejo, dictara por la puerta trasera un instrumento normativo de la mayor importancia y de la mayor incidencia en la vida de la ciudad; evitando remediar de esta manera con un ordenamiento técnico y transparente, problemáticas como las que hoy se multiplican en el territorio.
Hay entonces dos tareas pendientes de urgente necesidad para la ciudad, indagar a profundidad los interrogantes que el exalcalde Jaramillo expuso desde hace años, en relación con presuntos hechos de corrupción en la aprobación del Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad y acometer desde ya el ejercicio técnico de ajuste del mismo, que resulta viable por lo menos parcialmente, al transcurrir el primer período constitucional de vigencia, consultando esta vez los intereses de todos y no solamente de los dueños de enormes extensiones de tierra.