Debí consultar los más recónditos canales de nuestro postmoderno oráculo, el tan mentado Google, para indagarle cuál es el antónimo de la palabra empatía, dicho de otra manera: ¿Qué palabra encarna todo lo opuesto a la actitud de ponerse en los zapatos de otro, comprender sus sentimientos y obrar de conformidad con ese reconocimiento?
En su infinita sabiduría algorítmica, el gran hermano me devolvió como respuesta la palabra “Ecpatía”, es decir, aquel al que le importan un pito los sentimientos, sucesos, pensamientos y motivaciones de otro.
La necesidad de la búsqueda de tan rebuscado término, me surgió del impacto que me causaron unos hechos ocurridos en la ciudad de Ibagué la semana anterior y que resumo de la siguiente manera:
Mientras se realizaban labores de mantenimiento de un longevo árbol en el parque centenario, este sufrió un volcamiento lateral, cayendo en dirección a un grupo de personas que se encontraban en la parte inferior del parque, impactando a Andrés Felipe Góngora, quien sufrió trauma craneoencefálico y falleció posteriormente. El fallecido se encontraba en compañía de su esposa gestante quien también resultó lesionada y a quien debió inducírsele el parto.
La directora de Cortolima, Olga Lucía Alfonso, dijo sobre los hechos: Que estos árboles tienen más de 100 años y han sido afectados porque han construido andenes a sus alrededores. Señaló también, que la entidad lamenta que ocurriera esta tragedia y que el contratista “deberá revisar las pólizas y todo lo que corresponde a las medidas que debieron haber tomado con el encerramiento y limitación de la zona". Adicionalmente en un diario local afirmó, que el supervisor no puede estar presente en los trabajos porque tiene otras labores que ejecutar.
Debo infortunadamente contradecir a la doctora Alfonso por las siguientes razones.
Primero: Que los árboles del centenario sean antiguos y que en anteriores oportunidades se hayan realizado intervenciones no adecuadas sobre ellos, no explica ni justifica la tragedia acaecida. No hay evidencia comprobable hasta el momento que los árboles persigan a las personas para tumbarse encima de ellas. Por el contrario se trató de una situación de imprevisión que pudo haber sido evitada con una decisión elemental de evitar el tránsito de peatones en la zona de impacto de un eventual volcamiento del árbol.
Segundo: La idea de que sea el Contratista quien revise las pólizas y evalúe las medidas que debió haber adoptado, es jurídicamente absurda y ecpática; palabreja con la que empecé esta breve reflexión, como contraria a la empatía.
Es contraria a derecho porque el riesgo de responsabilidad extracontractual es de la entidad pública y por eso hace que sus contratistas tomen las pólizas que amparen al patrimonio público de esas contingencias. De manera tal que poner al contratista a que revise las pólizas y haga lo que tenga que hacer, es eludir la responsabilidad de la administración como titular del riesgo de responsabilidad extracontractual que va a tener que asumir la entidad si o si en el mediano plazo.
Invito a la Corporación a que revise las pólizas, evalúe las medidas adoptadas por el contratista y el supervisor, adopte las medidas internas y externas que resulten de dicha evaluación, mantenga una relación proactiva con el asegurador, reúna a su comité de conciliación y riesgo antijurídico y asuma una posición más consecuente con el régimen de responsabilidad del Estado.
Invito también a Cortolima, a que se ocupe del ámbito funcional de su competencia y no se meta en el espacio funcional de otro – el Municipio de Ibagué - como en este caso, con funestas consecuencias.
La sacada del cuerpo con la que virtualmente se ha señalado que el problema es del contratista, desconoce la jurisprudencia de Consejo de Estado, incluso decisiones en contra de Cortolima como la que la condenó en el año 2002 por la caída de un árbol que ocasionó daños a un vehículo.
¿Qué tal ahora que causó la muerte a una persona y heridas por lo menos a otra?
Pero finamente mi estupor refiere a la ectopática actitud “sacaculista” con la que se maneja un hecho en el que un joven pierde la vida de manera ridícula en un hecho en que estuvo amenazado todo su núcleo familiar más próximo, ocasionando de paso que se transforme en pesadilla la bendición de traer un hijo en la vida.
La actitud que adopta Cortolima, arroja un mensaje de desprecio por los derechos de la gente que ¡NUNCA¡ debe manifestar una autoridad pública.
¡Algo de empatía por favor¡