En días pasados se habló del control de precios a los tiquetes aéreos, un par de meses atrás se habló del control de precios para el cambio del dólar, también se ha hablado del control de precios de bienes de la canasta familiar, existe de parte de este gobierno un afán de que el estado controlar todo y dejar de lado los ajustes del mercado.
El control de cambios es una medida de política cambiaria orientada a imponer restricciones para evitar la salida o entrada de capitales extranjeros en una economía. Es una intervención de las autoridades en el mercado de divisas que busca proteger la moneda nacional. Algunos países la han implementado y se relaciona con estrategias para mitigar situaciones de desaceleración económica, recesión y devaluación de una moneda.
En Colombia algunos asesores del gobierno la han propuesto por la devaluación de la moneda. Argentina y Venezuela la han implementado con resultados negativos. La otra idea que se contrapone al control de cambios es la de dejar fluctuar libremente el mercado cambiario, por estos días cuando el dólar ha bajado de 5 mil a 4 mil seiscientos pareciera que la mejor decisión es dejarle la tarea al Banco de la República y al propio mercado.
El control de precios es una medida de política económica que le quita la función al mercado de establecer los precios por la ley de oferta y demanda y se entrega al gobierno, así púes, es el gobierno quien establece la tarifa a la que se pagan los bienes o establece unos precios mínimos y máximos. Por lo tanto, las empresas deben cumplir con estas disposiciones. Por supuesto, el coste de las subvenciones tendrá que ser cubierto por el Estado, en otras palabras, el subsidio saldrá de los impuestos de los hogares y las empresas.
El presidente de la ANDI, Bruce Mac Master, ya se refirió a esta posibilidad recordando que no es una posibilidad pensarlo para luchar contra la inflación ya que “es una pésima idea que sólo garantiza la escasez y estimula prácticas que nadie quiere ver cómo el contrabando, mercado negro y especulación”.
La teoría económica nos enseña que, si los productores deben vender por debajo del precio de equilibrio, la cantidad ofrecida será menor que la cantidad demandada por los consumidores creando un déficit. La situación anterior puede llevar a la creación de un mercado negro ilegal donde los ciudadanos pueden comprar los productos restringidos, sin embargo, pagan más que la tarifa definida por el gobierno. Y si no pueden cobrar un precio que les permita obtener ganancias, las empresas se verán desincentivadas a invertir en el sector controlado.
La idea de controlar todo puede ser muy contraproducente para la economía del país, preocupa que el gobierno sigue con estas medidas promoviendo el desinterés de los empresarios y afectando la iniciativa privada.