No se necesita ser economista para comprender que si no se gasta lo que se tiene no se necesita tener más.
El gobierno del cambio que no fue, como ningún otro, tiene un gran presupuesto para atender las necesidades del pueblo colombiano, nuevos recursos provenientes de dos reformas tributarias aprobadas en los gobiernos de los presidentes Duque y Petro. Las reformas tributarias se debatieron y aprobaron bajo el entendido que existe una regla fiscal y unos compromisos del gobierno para mantener unas finanzas sanas.
La reforma tributaria del presidente del Pacto Histórico contó con la gran bancada del acuerdo nacional y el liderazgo del ministro Ocampo. Recordemos que la reforma le dio al gobierno ingresos adicionales por 20 billones de pesos en promedio, un 26% del presupuesto de inversión del gobierno, y que además, el Congreso le giró un cheque en blanco porque no se detalló cómo se iba a disponer el gasto.
Lo que ha ocurrido durante lo que va corrido del gobierno es que los ministerios y demás entidades han sido muy flojas para ejecutar el presupuesto, muy pocos ministerios han hecho la tarea como se debe, se puede decir que ejecutar le quedó grande al gobierno de Petro. Por situaciones ideológicas, muchos funcionarios técnicos de los ministerios y de departamentos administrativos como el DNP fueron botados de las entidades menguando la capacidad técnica necesaria para atender el complejo aparato burocrático. Y si no, bastará con sacar a los funcionarios técnicos de la militancia política activista que empezó a gerenciar en su reemplazo.
Durante estos días, el ministro Bonilla está hablando de una nueva reforma tributaria, reforma que parece innecesaria porque, como ya conoce toda Colombia, la ejecución presupuestal de los recursos para inversión con la que cuentan los ministerios es de las más flojas de los últimos gobiernos. En lo que sí son muy eficientes en el gobierno es en el aumento del gasto, en el 2018 el gasto total del gobierno central nacional era del 18% del PIB, durante la pandemia del 2020 fue del 23%, en el 2022 bajó al 21%, y durante el gobierno Petro, subiò al 24.4% del PIB, 100 billones de pesos más que en el 2018.
También se está hablando de reformar la regla fiscal (flexibilizar para aumentar el déficit y el endeudamiento público) con el único fin de tener mayores gastos, esto es innecesario e inconveniente.
En lugar de pensar endeudar más a Colombia se debería ejecutar bien y eficientemente el abultado presupuesto que tiene el Gobierno Nacional. Al parecer, lo que quiere el gobierno es tener recursos para gastar de cara a las próximas elecciones presidenciales, como si no bastara con que invirtieran los recursos que ya tienen.
Estos anuncios menguarán la credibilidad en la seriedad de la política económica y en el corto plazo se podría ver mayores tasas de interés y el aumento de la prima país, y en el mediano plazo podría tenerse mayor inflación e inestabilidad económica