Desorden, confusión, angustia, miedo, desesperación, son la mejor forma para describir lo que se ha vivido en la ciudad Ibagué durante las últimas semanas. En una palabra: CAOS.
Pese a las advertencias realizadas por el Ideam, alertando al Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, alcaldes, gobernadores, consejos municipales y departamentales de gestión de riesgo, para redoblar los planes de prevención, atención y contingencia ante las altas probabilidades de inundaciones, crecientes súbitas y deslizamientos de tierra, quedó nuevamente en evidencia la falta de atención y preparación para mitigar estos eventos de la naturaleza.
“Yo no elegí que lloviera de esa manera”, señalaba ante la opinión pública el Alcalde Municipal, y sí, tiene toda la razón. Sin embargo, si lo eligieron para solucionar los problemas de nuestra ciudad, los mismos que, de haber sido atendidos adecuadamente, habrían evitado el colapso que vive la capital tolimense.
La atención integral de la deteriorada malla vial, sigue siendo una tarea pendiente que genera caos en la movilidad, múltiples accidentes de tránsito, pérdida de vidas humanas, daños a vehículos e interminables trancones que acabaron con la calidad de vida que, en otrora, se respiraba en nuestra ciudad.
Adicionalmente, avanzar en el cambio y reposición de las obsoletas redes de acueducto y alcantarillado, es más que una necesidad, si no queremos se sigan hundiendo las vías de la musical.
A lo anterior se suma la ausencia de “grandes obras” de infraestructura vial, esas que desde hace más de tres décadas no se construyen. Nuevas avenidas, transversales y viaductos, siguen siendo sólo promesas de campaña. Urge replantear el modelo de desarrollo urbano de Ibagué orientado al Transporte (DOT), si queremos generar una movilidad eficaz, incluyente, equitativa y sustentable para sus habitantes.
Especial e inmediata atención requiere la red semafórica. De las 93 intersecciones existentes, un alto porcentaje no está funcionando, generando accidentes y congestiones vehiculares insoportables en horas pico. Es tan caótica la situación que sectores neurálgicos para la movilidad terminaron siendo controlados por, como diría un amigo: “locos con paletas”, quienes, a cambio de unas monedas, llenan el vacío y la ausencia de las autoridades de tránsito. ¡Me caen bien esos locos!, más que muchos “cuerdos” que, con salarios pagados con nuestros impuestos, poco pareciera preocuparles esta situación.
De otra parte, la falta de cultura ciudadana e inteligencia vial de muchos conductores sigue siendo un elemento que nos impiden salir del caos en que vivimos. El concepto de corresponsabilidad no existe, parqueo en vías, andenes, zonas verdes y ebrios al volante, hacen parte del vergonzoso panorama Ibaguereño. A propósito: ¿Qué pasó con los recursos para el desarrollo de parqueaderos públicos por parte de la Gestora Urbana?; ¿En qué quedó el proyecto de zonas azules aprobado por el Concejo de Ibagué?; ¿En qué va el Sistema Estratégico de Transporte Público (SETP) para Ibagué?.
No sé por qué vías transitan nuestras autoridades de gobierno, o que tanto recorren el municipio, quizás es porque ahora lo hacen en helicópteros o con drones. Lo único cierto es que, si no han notado lo que estamos viviendo cientos de miles de Ibaguereños, ya es hora de que lo hagan. Este CAOS necesita ser atendido con menos discursos y más acciones.