La Pandemia le pegó muy duro al Tolima en términos económicos y sociales
El desempleo aumentó de manera significativa, la pobreza se dispararó, aunque las transferencias sociales contribuyeron a amortiguar el impacto social de la crisis. Lo mismo ocurrió con la desigualdad, retrocedimos décadas.Tenemos el reto de implementar estrategias que nos permita salir de la actual crisis. La tarea de volver a crecer económicamente es necesaria pero no suficiente, se necesitan esfuerzos adicionales de parte de todos.
El desempleo y la pobreza son los temas socioeconómicos en donde se requieren estos esfuerzos.
La tasa de desempleo del Tolima durante 2020 fue de 21,7%, de 2019 a 2020 se incrementó un 6%. La incidencia de pobreza monetaria durante 2020 fue de 45,7%, es decir, 652.423 tolimenses son pobres, el incremento interanual fue de 6,4%. Además, la pobreza monetaria extrema fue de 15,9%, representada en 226.684 pobres extremos, con un incremento interanual de 5,3%. Así las cosas, la pandemia nos dejó 879.107 pobres y en extrema pobreza, representando el 61,6% del total de los tolimenses. Esto es terrible, es un desastre.
En Ibagué la situación es similar. Frente al desempleo en 2020 ya conocemos los detalles sobre el liderazgo nacional en desempleo juvenil y el segundo lugar en desempleo. Y con relación a la pobreza monetaria, 236.965 ibaguereños vivieron esta condición y 72.675 la pobreza extrema. La pandemia nos dejó en Ibagué 124.054 nuevos pobres y pobres extremos. Esta situación no ha variado significativamente en lo corrido del primer trimestre de 2021.
Hoy existe un mayor optimismo de parte de los ibaguereños, la sensación es que en un año la situación económica será mejor.
Durante el último trimestre de 2020 un 54,3% de los ibaguereños consideraban que la situación económica de Colombia estaría peor o mucho peor dentro de 12 meses, pasados tres meses sólo el 24% lo considera así. Además, hubo un incremento del 13,4% de los hogares que creen que la situación económica será mejor o mucho mejor, hoy 37 de cada 100 consideran que los colombianos estaremos mejor económicamente el próximo año.
Igualmente, frente a la situación económica de sus hogares, los ibaguereños también son optimistas. Durante el último trimestre de 2020 solamente el 2,5% creían que estarían mejor o mucho mejor, ahora lo creen un 39,1%.
Para que este optimismo se cristalice se necesita trabajar en concretar una ruta que nos guíe hacia los fines deseados.
No hay duda que se requiere un esfuerzo adicional de los gobiernos con el fin de superar los problemas de los tolimenses. Se requiere en el corto plazo apoyos directos para resolver estos problemas y en el mediano y largo plazo se necesitan estrategias sostenibles para volver a crecer económicamente, estableciendo un correcto proceso de redistribución de los recursos y bienes públicos para que se fortalezcan las capacidades de las personas y se creen las condiciones de inversión.
Solucionar nuestros problemas requiere entender la complejidad de estos. Resolver el desempleo o la pobreza demanda esfuerzos adicionales del gobierno, articulándose con otros sectores, superando los intereses políticos partidistas y los intereses económicos empresariales individuales.
Esfuerzos adicionales en una eficiente redistribución de la inversión y del gasto público, esfuerzos en responsabilidad social empresarial, esfuerzos en democracia participativa y fortalecimiento de capacidades locales autónomas, esfuerzos en la lucha contra la corrupción, esfuerzos en solidaridad ciudadana.
Reformas fiscales y tributarias
Resolver el financiamiento de los programas sociales es necesario, apoyar las transferencias monetarias para los pobres es imperativo, como también lo es apoyar la generación de empleo, en eso existe consenso. Y para eso es necesario resolver los problemas macroeconómicos del país.
Por supuesto que en una época tan dura para los hogares lo que menos se quiere es una reforma tributaria que empobrezca aún más a la clase media. En otras palabras, se necesita una reforma tributaria con ambiciosos alcances sociales, pero consecuente con la situación
económica de las personas y las empresas. Se necesita un esfuerzo adicional de los partidos políticos y el gobierno para llegar al mejor acuerdo posible.