Esta semana me encontré con un meme que decía: “Qué año más feo, parece metodología de la investigación”, no supe si reír o llorar, porque justamente soy profesora de esa materia. Al final entendí que efectivamente lo que parece malo a veces no lo es del todo, depende de la perspectiva en que se mire.
Creo que coincidiremos en decir que este 2020 se cuenta entre los años feos, duros, difíciles, tristes, es un año para dos cosas: olvidar o aprender, el camino que se elija marcará sin duda los años venideros. Pero no pude evitar pensar que este año fue particularmente más difícil, pero al mismo tiempo más fortalecedor para las mujeres. Será mi condición de género la que me impulse a ver en las mujeres auténticas heroínas y lo que me lleve a llenarlas y al mismo tiempo a llenarme de elogios.
Ningún año nos había enfrentado a tantos retos, además del de la propia supervivencia. Imagínate ser mamá de niños pequeños a los que tuviste que aprender a conectar a unas clases que no entendían, que ni tú entendías. Los días empezaron muy temprano en la cuarentena, tuvimos que sacarle tiempo al tiempo para cocinar, organizar todo y permitir que el trabajo llegara a nuestras casas a invadirnos; los quehaceres diarios desbordados, el temor de que algo les pasara a los nuestros, nos convertimos en profesoras, cocineras, trabajadoras, co equiperas, todo al tiempo, creo que muchas no terminamos locas por auténtico cariño divino.
Pero no todas las mujeres pueden permanecer cuerdas en ese agotador mundo, no todas gozan de los mismos privilegios, ahora imagínate a las mujeres que se encerraron en cuarentena con sus verdugos, mujeres víctimas de violencia doméstica, superadas por el miedo y por la dificultad de no contar con otro lugar a donde ir o en donde estar. Ahora imagínate a las que no lograron superar el año por cuenta de la muerte que no era el Covid, muertas en manos de las personas que dijeron quererlas más y no quisiera contar sobre aquellas que desesperadas acabaron con su vida antes que la pandemia las alcanzara, solo diré que fueron muchas, de por si una sola siempre habría sido más que suficiente.
Por eso estas líneas imprecisas pero cargadas de energía para continuar, están dedicadas a todas las valientes mujeres que no sucumbieron, a las mamás que demostraron sus dotes de mujeres maravilla, a las que denunciaron a tiempo, a las que otras mujeres ayudaron a salir de sus penurias, a las mujeres que fueron ayudadas en casa por hombres maravillosos que también las valoraron. A todas las mujeres que este año desde casa educaron a los suyos desde la resiliencia, a ellas gracias, el 2021 se los pagará.