Cuesta mucho aceptar ser la burla de alguien, esa sensación de ser objeto de mofa resulta dolorosa. Durante siglos la burla ha sido admitida como un modo de expresión que debilita en el escenario social al otro.
Develar en público los defectos de otros o exagerarlos de modo burlesco con un propósito lesivo, así como ensañarse de un evento ridiculizante en la vida de otro, es la constante de maltratadores y narcisistas. Muchas personas en lo cotidiano viven gelatofobia –miedo a ser objeto de burla– de modos muy diversos.
Buscando en la historia reciente de nuestra querida Ibagué, podemos traer a referencia un buen número de ejemplos de la manera como los ibaguereños –sin quererlo– nos hemos convertido en objeto de burla colectiva, la soportamos casi que estoicamente o quizá en el piloto automático del conformismo, eso dependerá de la óptica en que se mire. Aquí el decálogo de cómo burlarse de un ibaguereño:
Primero: juega con su ilusión deportiva, promete llevarlo por el “camino de la seguridad humana”. Solicita que Ibagué sea sede de los Juegos Deportivos Nacionales y luego, a pocos días de la inauguración, anuncia que los escenarios deportivos que se iban a usar no se pudieron terminar. Es más, señala que no se terminarán en ese año impar (2015) ni en ningún par.
Siete años después verás que el desfalco fue superior a los $33.000 millones. En promedio a cada ibaguereño mayor de edad, que paga impuestos, solo le fue sustraído cerca de $100.000 del bolsillo. ¡Eso no es nada!
Segundo: ilusiónalo con la movilidad. Anuncia que harás un “musicable” como la obra de movilidad más importante de la ciudad, luego señala que no es posible hacerlo, que los recursos previstos tienen que dar un giro para atender asuntos más importantes. Es sencillo, la pandemia es la excusa perfecta para no hacer obras.
A esto, añádele que la carrera 13 no es viable, que la pavimentación de la calle 103 es imposible “porque San Isidro Labrador no ayuda”. Además, endeuda a la ciudad con un empréstito cercano a los $60.000 millones para pavimentarla y haz que los ibaguereños sigan transitando por calles que con sus huecos auténticamente te hacen vibrar.
Tercero: juega con su ilusión musical. No hay mejor burla que aquella de ver a incautos felices, ansiosos y deseosos de escuchar en vivo a sus cantantes o bandas favoritas, así que anuncia, con bombos y platillos, que a la ciudad llegarán más de 80 artistas de reconocido prestigio y que serán tres días de auténtico gozo. Horas antes del evento señala que queda aplazado por motivos de fuerza mayor, termina de ilusionarlos con la idea de que devolverás el dinero.
Cuarto: hazle creer que la plata no importa, que es mejor ser solidario. Luego de recaudar más de $50.000 millones en boletería de un Jamming, que quedó aplazado y del que no hay certeza de nueva fecha o devolución efectiva del dinero, muéstrale a los ibaguereños que son solidarios y que no solo están dispuestos a perder el dinero invertido en la boleta, sino que además pueden ayudar a quienes invirtieron en emprendimientos dentro del fallido evento. Con la solidaridad olvidarán que los “tumbaron”.
Quinto: juega con la educación de los niños y contrata con todo el corazón las obras de infraestructura escolar. Comprométete a mejorar 26 instituciones educativas en la ciudad para adaptarlas a jornada única, luego de seis años presenta el avance de ejecución más lento del país.
Sexto: entre más tarde entregues obras, mejor. Cierra la única cárcel-panóptica con la que cuenta la ciudad porque ella es un auténtico patrimonio y tárdate 17 años en concluir su remodelación, luego haz que se inscriban para conocerla.
Séptimo: prométele que gozará de agua potable de modo ininterrumpido. Augúrale que, aún cuando llueva, gozará del "precioso líquido" y que todo ello será el resultado de un maravilloso acueducto complementario para la ciudad.
Octavo: con todo el corazón enséñale a no molestarse por ver como se dilatan audiencias que hacen vibrar la justicia.
Noveno: ufánate con el uso de bienes públicos para beneficios personales. Si la sala de tu casa es pequeña para celebrar un cumpleaños familiar, qué más da usar el estadio o hacer un par de carreritas en una pista área para estrenar, como parte de la diversión.
Decimo: entrega alimentos de mala calidad a los más pequeños. El Plan de Alimentación Escolar lo admite todo, desde alimentos descompuestos, vencidos y de bajo contenido nutricional.
Y este decálogo continuará…