Un aeropuerto es más que una obra de infraestructura habilitada para la salida y la llegada de aviones; es la puerta de entrada de negocios, inversiones y turismo para cualquier región.
Y qué pésima imagen se llevan los inversionistas y los turistas al llegar al Aeropuerto Perales de Ibagué, una terminal en la que se invirtieron $97.000 millones hace poco más de cuatro años, en la administración de Juan Manuel Santos, pero que hoy luce deteriorada, llena de mugre, con goteras, con los baños fuera de servicio y sin ningún local comercial abierto para que los viajeros y sus acompañantes puedan comprar siquiera una botella de agua o un tapabocas. ¡Es una pena!
Los medios denuncian, los usuarios se quejan y la Aeronáutica -durante el gobierno del saliente presidente Iván Duque- ha sido una entidad negligente y desinteresada por esta región del país. De nada sirvió la gestión adelantada por la bancada tolimense en el Congreso de la República porque ni Duque ni su ministra de Transporte, Ángela María Orozco, hicieron algo.
En lo único en que avanzó la Aerocivil fue la modificación de los procedimientos aéreos, lo cual posibilitó la entrada de aviones Airbus por parte de la empresa Avianca, supuestamente, para reducir el número de vuelos cancelados. Pero eso tampoco cambió.
Esta aerolínea tiene una posición dominante y hace lo que quiere con la operación comercial en Colombia y en Ibagué, gracias a la complacencia e inoperancia del Estado. El gobierno de Iván Duque siempre estuvo a sus pies y hasta pensó en financiar su crisis por la pandemia del COVID-19 con recursos de la Nación. Con ese nivel de simpatía: ¿qué podíamos esperar?
Mientras tanto, en Ibagué, periódicamente decenas de viajeros en esta capital se quejan de la cancelación de los vuelos y casi siempre Avianca argumenta problemas meteorológicos, que, extrañamente, no afectan los vuelos de Easy Fly que viajan sin problema a Medellín y con aviones menos modernos.
EL OLFATO le solicitó esta semana a Avianca un reporte de los vuelos cancelados durante el presente año, pero la oficina de comunicación de la compañía nos remitió a que buscáramos esa información en la Aerocivil, la misma entidad alcahueta que sirve para muy poco.
La respuesta de Avianca muestra que su interés sería ocultar su pésimo servicio. ¿Cómo es posible que no tenga el reporte de su operación?
Y para rematar, este medio de comunicación supo que la bancada tolimense pidió a la Aerocivil que adelantara una ‘mesa de competitividad’ para que se explorara la llegada de más aerolíneas para cubrir la ruta Ibagué – Bogotá, no solo Easy Fly, sino Viva Air, entre otras, pero adivinen: la Aerocivil nunca convocó y Avianca retiene su posición dominante.
Así las cosas, solo resta que los nuevos Representantes a la Cámara y los senadores Óscar y Miguel Barreto puedan hacer algo ante el gobierno del presidente electo Gustavo Petro porque la situación del Aeropuerto Perales y Avianca es insostenible.
Posdata: Y Avianca hace lo que quiere con tarifas altísimas y horarios poco competitivos para Ibagué.