Johana Ximena Aranda es una mujer noble, alegre, desinteresada, extrovertida, grata, trabajadora, comprometida y sincera. Así la describen las personas que han estado cerca de ella durante los últimos 20 años.
Pero la hoy Alcaldesa de Ibagué es novata en asuntos políticos, inexperta en la administración pública, fácilmente manipulable, enamorada, extremadamente confiada y temerosa.
Al unir estas virtudes y estos defectos podemos entender por qué ella hoy, con apenas cuatro meses de gestión al frente de la Alcaldía de Ibagué, está encerrada en un laberinto sin salida.
A Johana Aranda le ha costado mucho trabajo gobernar porque está rodeada de unas fieras insaciables de la contratación pública que tienen su mirada puesta no en su gestión ni en su futuro político, sino en los $4.4 billones que tendrá que ejecutar en los próximos cuatro años.
Apenas se posesionó el cargo, la mujer noble cargada de virtudes escogió las personas de confianza para que la ayudaran a administrar la ciudad, pero terminó cercada, blindada y sometida al sistema feroz que enceguece, obnubila y destruye.
Por eso hoy, cuatro meses después, la otra Johana Ximena, la mandataria de Ibagué, está ‘secuestrada’ por políticos históricamente ambiciosos y traicioneros, por un marido -que dicen sus exesposas- es amante del placer y la buena vida, y unos asesores que la han llevado a la ridiculez pública en las redes sociales, en donde es llamada la “Alcaldesa TikToker”.
La ciudadanía esperaba una gestión más eficaz, un gobierno ejecutivo y transparente, pero hay más videos en las redes sociales que victorias tempranas.
A esto se suma el reciente escándalo de la parranda vallenata con la contralora de Ibagué, Margarita Murcia, en la que ambas celebraron con sus esposos: Juan Arturo Gutiérrez y Antonio Fajardo, respectivamente. Estos dos hombres son señalados de pactar presuntamente negocios non santos con el presupuesto del Municipio, aprovechando la cercanía e intimidad que tienen con las dos funcionarias públicas.
Y, para rematar, Noticias Uno revivió el escándalo de maltrato intrafamiliar que protagonizó Juan Arturo Gutiérrez con su exesposa Paula Salinas, justo cuando ella enfrentaba sus propias tormentas administrativas y familiares.
Todo esto repercutió en la salud de la alcaldesa, quien pasó una semana difícil y tuvo que guardar reposo.
Johana Aranda, la mujer, la bacterióloga del Ibal, debería ir a visitar al exalcalde de Ibagué Luis H. Rodríguez, quien terminó su vida pública destruido por tener casi sus mismas virtudes y sus mismas fallas administrativas.
Él, después de su tragedia, podría narrarle sabiamente las enseñanzas de haber sido un tipo noble y bonachón que se dejó llevar de las fieras de la contratación y de la política.
Los dos hasta comparten los mismos ‘aliados, socios y amigos’ que, cuando Luis H. cayó en desgracia, lo abandonaron y lo negaron, al estilo del famoso apóstol de Jesús: Judas.
Tal vez en Chicoral encuentre la salida de su laberinto.