En Colombia el sector agro representa tan solo 1.47% de las empresas registradas ante confecámaras a septiembre de 2019, es decir, del total de empresas (259.056) el sector cuenta con 3.825. De acuerdo con SuperSociedades, tan solo 91 empresas de las 1.000 que más vendieron en el 2018 corresponden al sector agro. Adicionalmente, el crecimiento del sector ha sido de 2.6% para el tercer trimestre del presente año. Este panorama demuestra que aún no existen incentivos reales y que las herramientas para los productores agrícolas son insuficientes para hacer frente a las necesidades del mercado.
En primer lugar, en el sector agro existe una desconexión entre la producción, la transformación y la comercialización de los productos, lo que genera un bajo nivel de innovación y oferta de productos con valor agregado, cuyo resultado deriva en que los intermediarios obtengan mayor utilidad gracias a la relación directa con el consumidor final, desmotivando a los productores. Además, aunque se han desarrollado planes, proyectos y programas que pretenden incentivar el agro, aun existe una carencia en programas que promuevan la creación de empresas de origen rural con tecnificación y metodologías que permitan la producción pensada desde la demanda y no desde la oferta, como tradicionalmente se ha hecho.
Según el ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Andrés Valencia Pinzón, los productos que significaron el aumento del PIB agropecuario fueron el arroz (7.5%), leguminosas frescas o secas (2.9%), café pergamino (11.2%) y frutas y nueces (10.3%). Sin embargo, según un estudio de a Andi, los cultivos que tienen mayor potencial en Colombia son el cacao, la palma africana y el mango, desplazando a otros como el aguacate debido a la fuerte competencia internacional y por los altos costos de producción con respecto a otros países.
Para el caso del cacao, en Colombia la producción total de este producto disminuyo en un 14%, pasando de 64.325 a 54.991 toneladas en el periodo 2017-2018. En cuanto al precio, para enero de 2018 el valor por era de $4.400, mientras que para octubre del presente año aumentó a $7.400, de acuerdo con cifras de Fedecacao. Es importante destacar que su producción está a cargo de cerca de 25.000 familias campesinas.
Parte del problema puede tener su explicación en la desconexión que existe entre lo público y lo privado al momento de acompañar la creación y el fortalecimiento de las empresas. El desbalance entre sectores es tal, que industrias como la cadena textil confección y la molinería son cada vez, menores como es el caso del departamento del Tolima.
Esto evidencia que existen falencias en cuanto a la pedagogía para los microempresarios, la cual debe enfocarse en herramientas que les permitan implementar de manera óptima la tecnificación y enfocarse en la búsqueda de productos más atractivos. Además, es importante que las universidades incentiven a sus estudiantes de diversos programas para que trabajen de la mano junto a las autoridades departamentales, locales y algunas entidades de orden nacional en el acompañamiento a los productores agrícolas para la identificación de oportunidades de mercado, adecuación de la oferta y modelos de negocios rentables y sostenibles.