Mucho se ha escrito y hablado sobre el éxito, tenemos impuestas unas etiquetas sociales que nos llevan a calificarnos como exitosos o no y esto se arraiga más al finalizar e iniciar año.
Por esta época, quienes han hecho la lista de propósitos al inicio de año, están revisando que hizo y que no. Y quizá, le están buscando una justificación razonable a todo aquello que no lograron cumplir.
Pasa diciembre y al cambiar de año, viene entonces la nueva lista de propósitos que incluyen a veces lo que se dejaron en reposo el año inmediatamente anterior... todo esto, lo hacemos con la fiel convicción que es la lista de actividades que nos llevara al éxito que tanto deseamos, indistintamente de cuál sea, pues buscamos éxito en lo profesional, lo emocional, lo económico y a veces, cuando ya hemos evolucionado en la conciencia, lo queremos también en lo espiritual.
Tontamente se cree que es exitoso aquel que se formó profesionalmente, que habla varios idiomas, que tiene pregrado, postgrado y Ph, que logró obtener un trabajo estable, un buen sueldo, un buen puesto, que tiene carro, casa y que viaja... y así la lista interminable de lo que socialmente consideramos como éxito.
Sin embargo, la realidad es tan diferente a lo que se nos han planteado y se puede decir que es mas cruel de lo que creemos, porque quién es realmente exitoso puede no tener nada de lo mencionado en el párrafo anterior, pero sí sobrarle mucho de lo que nos falta tanto a casi todos: ser desprendidos.
Constantemente tenemos sed de más, si tenemos un buen puesto de trabajo y con ello un sueldo alto, queremos otro mejor y así con todo, nunca estamos conformes y vivimos en pro de la acumulación, cuando es precisamente esta la que tronca ser exitoso, por eso aquel que suelta lo que ya no le sirve o que simplemente sede aquello que no supo usar, es mucho más exitoso que el que se queda pegado en el no poder pero con el ego de que lo tiene que lograr a como dé lugar.
Podrá sonar a frase trillada y de cajón pero el único propósito por el que debemos trabajar día a día es por el de la felicidad y cuando lo logremos, seremos entonces completamente exitosos, por eso es tan complicado ser desprendidos, porque nos han educado para retener, para acumular porque entre más mejor. Pero no, el éxito se resume a tranquilidad y esta a su vez se transforma en felicidad.
Por eso si usted durante este 2019 no logró hacer muchas de las cosas que tenía en su lista, la única respuesta a eso es que nada de lo que le faltó, lo movía y le apasionaba tanto para lograrlo, así que agradezca que no las hizo y simplemente borrelas de una vez por todas para que no le hagan peso, desprendase de ellas y dé espacio para que llegue lo nuevo.
Y ojalá, que en la construcción de su nueva lista de actividades para un 2020 exitoso, la mayoría de ellas, si no son todas, estén enfocadas en actividades o momentos que le traigan felicidad más que dinero y cosas materiales. Si llega a ser así, verá cómo realmente a final del siguiente año usted se estará sintiendo más exitoso aún si no tiene plata en la cuenta o si renunció a ese trabajo que soñó o tuvo durante años.
Tenga siempre claro que el éxito no es lo que los demás le califiquen como bueno, el éxito es como usted se sienta con cada cosa que realice y solo se comprueba cuando realmente siente plenitud en lo que desarrolla, indistintamente que eso le traiga mucha o poca plata.