Los mezquinos concejales de Ibagué

Editorial

Editorial EL OLFATO

25 Feb, 2019

Los 15 concejales de Ibagué suspendidos nueve meses por la Procuraduría General de la Nación, a raíz de la elección irregular del excontralor Ramiro Sánchez, hacen méritos para convertirse en los más mezquinos cabildantes de la historia política de la ciudad.

Desde que inició este desastroso periodo del Concejo de Ibagué (2016 – 2019), este grupo de personajes se dedicó a torcerle el cuello a los concursos de méritos para escoger -a su acomodo- al Contralor y al Personero Municipal, aparentemente para satisfacer su apetito burocrático. De entrada, mostraron lo que sería su plan de acción en estos cuatro años: el interés particular por encima del interés general. (Ver: Concejales de Ibagué ya aparecen en el boletín de sancionados de la Procuraduría)

De trampa en trampa, los mezquinos concejales terminaron eligiendo a dos personas que no habían obtenido los mejores puntajes en dichos concursos y, que, además, estaban inhabilitadas para desempeñar dichos cargos.

Por esa razón, el Consejo de Estado tumbó al excontralor Ramiro Sánchez y al expersonero Julián Andrés Prada, y en ambas sentencias los magistrados dejaron en evidencia la oscura manera de proceder de estos políticos en formación.

Su reprochable actuación le permitió al alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo, defensor acérrimo de casi todos los sancionados, gobernar con una Personería y una Contraloría débiles, entes de control en los que hubo reiterados encargos, amiguismos y una invisible vigilancia administrativa. (Ver: Jaramillo defendió a los concejales sancionados y calificó de “mezquinos” a quienes quieren “desprestigiarlos”)

Y la defensa de Jaramillo es lógica: los manejó a su antojo y le aprobaron todo lo que quiso. En estos tres años, los endulzó, los exaltó, los alabó, pero también los regañó y los castigó burocráticamente cuando intentaron salírsele del redil.

Con la habilidad propia de su veteranía política, Jaramillo logró endeudar al máximo la ciudad, incrementar el valor del impuesto predial y para rematar consiguió que le aprobaran la ampliación de la planta de personal de la Alcaldía de Ibagué, presuntamente para ‘aceitar’ la maquinaria oficialista que pretende imponer a Alberto Girón como su sucesor en el Palacio Municipal. (Ver: Otro favor de la Procuraduría para el partido Cambio Radical: absolvieron a Ramiro Sánchez)

Y como si no les bastara el daño que le han hecho a Ibagué, ahora los 15 concejales mezquinos se las dieron de dignos y prefirieron no renunciar a sus curules, lo que habría facilitado que el Concejo no se quedara sesionando con cuatro cabildantes.

De haber renunciado, habrían sido reemplazados por las personas que quedaron detrás de ellos en las elecciones locales de 2015, y no hubieran dejado a la ciudad en manos de un gobierno autoritario que tendrá que ser “controlado” por cuatro concejales, todos oficialistas. (Ver: Procuraduría destituyó e inhabilitó a 16 concejales de Valledupar)

Ni siquiera tuvieron en cuenta que al año le quedan 10 meses, y que su sanción cubrirá casi lo que les resta de su periodo como concejales de Ibagué. Ellos, en su ceguera y mezquindad, no pensaron la ciudad y le dejaron el postre servido al ‘jefe’, como algunos llaman al alcalde Jaramillo.

La administración anuncia desde ya la presentación de más proyectos, muchos de ellos de impacto económico, pero existe un alto riesgo jurídico que todo lo que aprueben los cuatro concejales se les caiga por los vacíos que existen por esta situación atípica, provocada por los 15 mezquinos concejales suspendidos.