Ibagué: condenada a tener candidatos ‘normalitos’ y sin propuestas ambiciosas
Inició esta semana la recta final de las elecciones regionales y el panorama en Ibagué no es el mejor. Una vez más, como cada cuatro años, la ciudadanía tendrá que elegir entre un grupo de candidatos ‘normalitos’, muchos de ellos inexpertos en el ejercicio de la administración pública y con una visión cortoplacista.
No hay propuestas ambiciosas que enruten la ciudad hacia el desarrollo y ninguno tiene el liderazgo para hacerlo.
Observamos candidatos que quisieron revalidar el triunfo de la izquierda en las elecciones presidenciales del año pasado y creyeron que, con la proximidad y el apoyo del presidente Gustavo Petro, podrían asegurar el triunfo en la Alcaldía de Ibagué. Sin embargo, el escenario del Pacto Histórico y el Gobierno del Cambio no es el mejor, tras los constantes escándalos del gabinete presidencial y la captura y la confesión de Nicolás Petro, procesado por graves delitos.
Luego encontramos otro grupo de aspirantes que hace parte de las maquinarias políticas tradicionales, sin propuestas sólidas ni realizables. Son más de lo mismo. Sus campañas están soportadas en la burocracia local y departamental, en la contratación pública y en los ‘lomos’ de los jefes políticos que los promueven.
Y, por último, aparece un reducido número de personas que no tienen ninguna experiencia en la administración pública, quienes creen que pueden gobernar una ciudad estancada, empobrecida, con una limitada producción económica, sin empleos de calidad, sin desarrollos viales y desconectada del país vía aérea.
No es pesimismo. Quisiéramos escribir algo diferente y esperanzador. Pero la verdad es que Ibagué parece estar condenada a tener alcaldes que llegan a tapar huecos, a construir parques biosaludables, a abrir puestos de salud, podar los parques, pintar los separadores viales y mejorar sus economías familiares.
Pero lo grave de esto no es que estas personas hayan decidido presentar sus nombres para las elecciones de octubre. Lo delicado es que la mayor parte de la ciudadanía siga indiferente, que no tome partido, que no se involucre y que les deje el futuro de la ciudad y de sus familias a los mismos de siempre.