En la presentación de su obra “Guayacanal” en Mariquita, el poeta William Ospina no solo nos llevó de manera magistral en su disertación por recuerdos y experiencias de sus bisabuelos y abuelos, y de Padua, que marcaron su itinerario, y de las historias que recrearon su infancia y de los paisajes y de las violencias, sino también por la magia y la riqueza de una tierra pródiga en oportunidades. El corazón de una tierra en la que hoy vive y que se ha convertido en el eje vertebral de esta obra literaria.
El motivo de presentación de su obra no podía ser otro mejor que la conmemoración de los 160 años de creación del Estado Soberano del Tolima. Creo que el momento es único para unirnos en torno a la propuesta que nos acaba de plantear el abogado y periodista Guillermo Pérez denominada “Expedición Tolima 160 años”. Aquí se funde lo que nos proponen los autores del libro “Prospectiva: construcción social del futuro” bajo esta premisa: “El pasado es memoria, el presente es acción y el futuro es voluntad y realización”.
Hay consenso que en la memoria histórica del Tolima hay huellas de grandeza y pinceles y trazos que evocan senderos recorridos que nos sirven de ejemplo; hay montañas, llanuras, ríos y cascadas; hay más de cuarenta cuencas hidrográficas, la mayoría de las cuales nacen y mueren en nuestra geografía; hay una biodiversidad embrujadora, hay hombres y mujeres de corazón bueno, hay campesinos, hay labranza, hay dónde sembrar y mucha tierra para cosechar. Hay filósofos, sociólogos, antropólogos, ingenieros, empresarios, economistas, políticos, artistas, músicos, deportistas, científicos; y hay una diáspora dispersa por el mundo con su corazón en el Tolima, dispuesta a responder al llamado.
Esta expedición hacia una nueva oportunidad nos reclama un diálogo franco, abierto, sin condiciones, desprendido, generoso y dispuesto a entender que la construcción del futuro debe ser colectiva. Si “el presente es acción”, hagamos la tarea ya, establezcamos una agenda de trabajo tan diversa y rica como los verdes que nos dibujan las montañas. Delimitemos un marco de acción y de gestión claros para identificar las oportunidades que nos esperan después de esta crisis que hemos vivido y de la cual vamos a salir fortalecidos.
Y si “el futuro es voluntad y realización”, imaginemos la complejidad de un rompecabezas que debemos armar con el concurso de todos. Basta solo la voluntad y la decisión para comenzar esta obra. La experiencia en ejercicios de prospectiva anteriores y el conocimiento en procesos de planificación regional, nos puede ayudar a visualizar ese nuevo horizonte. Bienvenidos los que claman por la unidad y la articulación de propósitos, bienvenida la oportunidad a construir en medio de esta pandemia que todavía aterroriza al mundo.
Caminemos seguros y confiados y abrigados por la fe y la esperanza para que en los cuatro puntos cardinales de esta hermosa geografía “vuelva a florecer la primavera”.