El fortalecimiento del sistema de salud, la buena noticia del 2020
El 2020 fue un año difícil para todos. Para unos más, para otros menos. Pero no vale seguir escribiendo sobre las situaciones complejas que enfrentamos en estos nueve meses del COVID-19, sobre el estrés masivo -que es tan grave como la misma pandemia-, sobre el creciente desempleo y sobre la trágica pérdida de nuestros seres queridos.
Ya estuvo bien de malas noticias. Ya estuvo bien de pensar y pensar en la angustiosa incertidumbre que produce la fragilidad humana. Pero -paradójicamente- fue esa fragilidad humana la que nos enseñó cuáles eran nuestras verdaderas necesidades, como individuos y como sociedad.
El Estado y la ciudadanía entendieron, por ejemplo, que tener un sistema de salud fortalecido era un asunto fundamental para todos. Que Ibagué no podía darse el lujo de tener una infraestructura hospitalaria abandonada, como lo estaba la sede Limonar del Hospital Federico Lleras Acosta.
El gobernador del Tolima, Ricardo Orozco, reaccionó a tiempo y le pidió al gerente del Hospital Federico Lleras Acosta, Luis Eduardo González, activar un plan de emergencia para abrir de nuevo ese centro asistencial.
Lo hicieron en tiempo récord, pues la pandemia avanzaba en el país y cualquier tardanza resultaría peligrosa. El 8 de mayo de este año, entraron en funcionamiento 70 camas nuevas de cuidado intensivo y 24 camas de hospitalización, con una inversión total de $16.867.689.311, recursos provenientes de la Gobernación de Tolima, Ministerio de Salud y aportes propios del Hospital.
En esa sede se concentró la atención de los pacientes de COVID-19 en el Tolima y muchos de ellos pudieron sobrevivir después de recibir los tratamientos brindados por los valerosos médicos, enfermeras, auxiliares y terapeutas del Federico Lleras Acosta.
Orozco y González saben la inmensa responsabilidad que tienen y han dicho que la reapertura del Limonar no será una medida provisional para enfrentar la pandemia. La meta es que esta sede se convierta en el primer Centro Cardiovascular y Neumológico del Tolima, y tendrá tres salas de cirugía dotadas con equipos de última generación, entre ellos habrá un quirófano híbrido.
Todos estos servicios, que son de alto costo, servirán para el fortalecimiento económico del Hospital Federico Lleras. El gobernador Ricardo Orozco sostiene que, si las clínicas privadas pueden ser sostenibles y hasta rentables financieramente, el centro asistencial público más importante del Tolima también debe serlo.
“Antes el hospital prestaba servicios básicos, cuya facturación es menor, y concesionaba los tratamientos de alto costo, lo que dejaba un buen dinero. Como dicen por ahí: le entregábamos a los privados la ‘carne’ y nos quedábamos con el ‘hueso’. No señor, ahora las cosas serán diferentes. Dejaremos un hospital universitario bien dotado, bien administrado y rentable financiera y socialmente”, insiste el mandatario.
Paralelamente, a la dotación de la red hospitalaria oficial, se sumó la inversión de $6.135.720 en el Laboratorio de Salud Pública del Tolima con lo cual se mejoró el diagnóstico del COVID.19, en el departamento. Desde el 8 de junio hasta la fecha se han analizado cerca de 13.000 muestras y la capacidad instalada permite el procesamiento de hasta 400 casos sospechosos por día.
Por eso, el fortalecimiento del sistema de salud fue la buena noticia del año, aunque ni el gobernador Orozco ni el alcalde de Ibagué, Andrés Hurtado, pueden pensar que todo está hecho en materia sanitaria.
Hace falta un plan de atención integral para atender los problemas de salud mental que nos dejará el COVID-19 y la crisis económica que se avecina.