El deprimido de la calle 60, una obra que no fue por los cálculos políticos de Barreto y Jaramillo
En Ibagué no se construye una obra de infraestructura vial desde hace cerca de ocho años. Fue en la administración del médico Jesús María Botero cuando se construyó el repartidor vial de la carrera Quinta con calle 80, más conocido como el puente del Éxito.
De ahí para acá solo se han tapado algunos huecos de la deteriorada malla vial de la ciudad.
Ibagué tiene 541 kilómetros de vías, de los cuales 210 se encuentran en mal estado, según las estadísticas de la Secretaría de Infraestructura Municipal.
Entre tanto, el parque automotor crece vertiginosamente y las congestiones son el pan de cada día.
Por eso, la ciudad reclama obras que contribuyan a mejorar la movilidad, como el deprimido de la calle 60 con carrera Quinta. (El dolor de cabeza de los conductores que transitan por la deteriorada calle 60 de Ibagué)
Ese proyecto descongestionaría esa intersección que conecta dos arterias viales, la cual tiene un alto tráfico de vehículos al mediodía y al caer la tarde.
El alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo y el gobernador Óscar Barreto prometieron que le dejarían esa obra a Ibagué, pero ambos les incumplieron a los ibaguereños. (Diseño que planea la Gobernación para el deprimido de la calle 60 es inviable: Jaramillo)
Cada uno quiso ejecutar este proyecto por su lado, debido a que los dos primeros años de sus mandatos permanecieron agarrados como perros y gatos.
Barreto tenía $45.000 millones para construir el deprimido de la calle 60, pero al frente del proyecto estaba el ingeniero Andrés Fabián Hurtado, quien desde hace cuatro años anda en campaña para ser alcalde de Ibagué.
Haciendo gala del típico oportunismo político, Hurtado se presentaba en las redes sociales como “el hombre de las obras”, pretendiendo ‘pavimentar’ su candidatura con recursos oficiales de la Gobernación del Tolima.
Por eso se atravesó Jaramillo, y con razón. Para nadie era un secreto que Hurtado usaba la Secretaría de Infraestructura Departamental para atraer votantes en Ibagué.
Entonces, la Administración Municipal anunció con bombos y platillos que el deprimido sería construido con recursos de valorización y que saldría más económico que el propuesto la Gobernación del Tolima. (Deprimido de la calle 60 con avenida El Jordán sería construido con recursos de valorización)
En septiembre del año 2017, el secretario de Hacienda de Ibagué, Juan Espinosa, dijo que la obra costaría $34.000 millones y que se realizará en un plazo de 18 meses.
La financiación se haría de la siguiente manera: $5.000 millones serían aportados por la Alcaldía y los $29.000 restantes saldrían del bolsillo de los contribuyentes, a través de valorización.
A las presentes administraciones –local y departamental- les quedan 169 días y el deprimido de la calle 60 no se pudo construir por cálculos políticos, por individualismo y porque a nuestros líderes les preocupa más el crecimiento electoral que el desarrollo de la estancada capital del Tolima.