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El barco de la economía colombiana debe buscar capitanes y rumbo desde las regiones

Este es un llamado a los mandatarios municipales y departamentales, a los concejales y diputados. En sus manos está evitar que la economía siga a la deriva y ponerle un norte en los Planes de Desarrollo.

En el último trimestre el crecimiento económico de Colombia ha mostrado cifras que podrían parecer, a primera vista, no alarmantes. Sin embargo, esconden una realidad mucho más preocupante. Según el más reciente informe del DANE, la economía colombiana ha crecido solo un 0,7%. Este número, aunque positivo, enmascara una dependencia excesiva en el sector público y un sector privado que, de hecho, muestra una contracción preocupante.

Todos deberíamos preocuparnos por el PIB. El Producto Interno Bruto (PIB) es el valor de todos los bienes y servicios finales producidos en una economía, medido a través de ingresos, gastos y producción. Este indicador es fundamental para evaluar la salud económica de un país. Sin embargo, cuando desglosamos los números, vemos que la situación es más grave de lo que parece. Excluyendo la administración pública, la cifra de crecimiento se convierte en -0,1%, señalando el tercer trimestre consecutivo de números rojos para el sector privado.

En otras palabras, la actividad que más ha contribuido al crecimiento es la "Administración pública y defensa; planes de seguridad social de afiliación obligatoria; Educación; Actividades de atención de la salud humana y de servicios sociales", con un aumento del 5,3%. Esto podría interpretarse como un signo de robustez en estos sectores, pero también refleja una excesiva dependencia de la inversión y el gasto públicos, desplazando al sector privado, tradicionalmente el motor de innovación y empleo.

Los expertos apuntan a varios factores que han contribuido a esta situación de bajo crecimiento o estancamiento: la caída del consumo, la incertidumbre en los mercados, la disminución de la inversión y los conflictos globales. En el plano nacional la incertidumbre sobre las reformas en el Congreso, el incremento de impuestos, la baja ejecución presupuestal y una gestión de inversión prácticamente inexistente pueden ser causas del poco dinamismo económico. A esto se pueden sumar fenómenos naturales como las sequias que vivieron varias regiones del país.

El decrecimiento en áreas críticas es alarmante: las importaciones han caído un 12,9% y la formación bruta de capital, un indicador clave de inversión en bienes y servicios de la economía, ha descendido un 13,4%. Este último es un claro indicativo de la reticencia a invertir, lo cual solo puede llevar a una espiral de estancamiento económico.

Es urgente adoptar medidas que no solo busquen impulsar el crecimiento a nivel nacional, sino también desde las regiones. La economía se mueve por la confianza de los inversores y esta necesita ser restaurada mediante una gestión más efectiva y transparente, y políticas que realmente fomenten la inversión privada. Por lo que los planes de desarrollo municipal y departamental juegan un papel fundamental en la estrategia de reactivación económica.

En conclusión, la economía colombiana parece estar navegando sin dirección clara, con un sector público que, aunque robusto, no puede compensar las carencias del sector privado. Es crucial redefinir el curso de la nave y entender que debemos trabajar con y por el sector privado para salir del estancamiento económico. 

 

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