Llegó el momento más crítico del COVID-19 en Ibagué. Los casos se han multiplicado, las clínicas y hospitales no tienen insumos médicos ni capacidad física y tampoco personal, las EPS no están atendiendo a tiempo a los infectados y, para rematar, la Alcaldía de Ibagué atiende más los consejos de los comerciantes que las recomendaciones de los profesionales de la salud.
Por eso, ante el alarmante avance de la pandemia es urgente tomar medidas drásticas porque de lo contrario el sistema sanitario local podría colapsar. Ya lo han advertido importantes médicos intensivistas como Harold Trujillo y Rómulo Salazar. Las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) podrían cerrarse porque no hay medicamentos y el personal está agotado.
Mientras tanto, las discotecas están llenas, los borrachos conducen sin problema ocasionando accidentes en las madrugadas, las riñas con arma blanca persisten y el alcalde Andrés Hurtado impone un toque de queda los fines de semana entre las 3:00 y las 5:00 de la mañana. ¿Quién controla a una persona ebria después de las 3:00 de la mañana? Nadie.
Esa medida es una ofensa para la ciudadanía y una burla para los profesionales de la salud.
El secretario de Salud del Tolima, Jorge Bolívar, dijo que la única salida es cerrar 15 días la ciudad para detener la velocidad del contagio, permitir que las clínicas y hospitales tengan un “respiro” y facilitar el reabastecimiento de insumos médicos.
Bolívar aseguró que su declaración no caería bien en el sector productivo, pero sostiene que esa es su responsabilidad y que alguien tenía que decirlo.
“El deber ser, y si pudiésemos hacerlo, sería cerrar todo por 15 días, y si nosotros cerramos todo por 15 días lograríamos: descenso de casos, desocupación de camas en Unidades de Cuidados Intensivos, reabastecimiento de medicamentos, de oxígeno y un descanso a nuestro personal médico que está reventado de estar casi 18 horas tratando de salvar vidas. Obviamente es el deber ser”, expresó el funcionario.
Muchos respaldaron su propuesta a través de las redes sociales. Otros creen que es imposible parar de nuevo la economía como al inicio de la pandemia.
Lo cierto es que el alcalde Andrés Hurtado debe reflexionar porque la emergencia sanitaria es muy delicada para jugar a la ‘creatividad’ de medidas estériles.
Su secretaria de Salud, Johana Aranda, y su selecto grupo asesores creen que le ayudan mucho aplaudiendo este tipo decisiones absurdas, pero es necesario escuchar a los que opinan distinto, a quienes pueden hablarle sin temor a perder los puestos de trabajo o los contratos de prestación de servicio.
Entendemos que usted, como todos sus antecesores y todos los políticos, disfruta de la adulación y los aplausos, pero este entorno enceguece.
Alcalde: en este momento hay que oír a los médicos, a las enfermeras, a los gerentes de las clínicas y los hospitales. Ellos están día y noche salvando vidas, enfrentando cara a cara este monstruo de mil variantes.
Y mientras el mandatario recapacita, el mensaje para la ciudadanía es el autocuidado. Aislarse voluntariamente, no asistir -si les es posible- a reuniones sociales y familiares, evitar las salidas a los centros comerciales, a los teatros y a las discotecas.
Lávense las manos muchas veces al día y no permitan que les hablen sin tapabocas, ni siquiera en casa.
No se preocupen por los vecinos, por los amigos o por los familiares que desatienden los protocolos de bioseguridad. Haga lo suyo, cuídese usted, porque no hay otro camino.