Es muy importante que el fiscal general de la Nación, Francisco Barbosa, se interese en la regional del Tolima no solo para buscarles puestos a las esposas de los congresistas uribistas -cercanos a su amigo Iván Duque-, sino también para trasladar a Bogotá algunas investigaciones que se quedaron estancadas en la sede seccional.
La captura esta semana de Bellanira Núñez, líder del partido político Cambio Radical, ordenada por un fiscal de la capital del país, por los presuntos delitos de estafa en masa y constreñimiento al sufragante, prueba que en la Fiscalía del Tolima hay casos que no caminan o no quieren hacer caminar. (Ver: Capturan por estafa y corrupción electoral a líder de Cambio Radical; salen salpicados Rosmery Martínez y Guillermo A. Jaramillo)
Hace cuatro años, EL OLFATO demostró con una grabación el modus operandi de esta hábil mujer, se documentaron las denuncias, se presentaron públicamente los afectados, la Agencia Nacional de Tierras inició acciones penales pertinentes, pero el proceso no avanzó. No se sabe qué pasó. Y mientras tanto, Bellanira siguió ‘tumbando’ campesinos hasta hace pocos días.
Esa falta de diligencia de las autoridades locales permitió que ella y su familia se quedaran con algo más de $100 millones, una suma de dinero que salió de los maltrechos bolsillos de nuestros campesinos.
Además, como lo reveló el fiscal del caso en la audiencia de imputación de cargos, Bellanira también habría intervenido en las elecciones regionales de 2015 y 2019, presionado a sus víctimas para que votaran en favor del exalcalde Guillermo Alfonso Jaramillo y de Rosmery Martínez, en su aspiración a la Gobernación del Tolima.
Por eso la gente se pregunta: ¿Por qué siguió en las mismas, pese al escándalo mediático de 2016? ¿Alguien le dijo que no la iban a tocar? ¿Alguien la protegía? ¿Por qué un fiscal de Bogotá pudo hacer lo que no hizo otro de Ibagué? Esas preguntas podrían tener respuesta al concluir el proceso que enfrenta esta mujer, quien en 2015 aspiró al Concejo de Ibagué de la mano de Emilio Martínez, quien en ese entonces era el jefe de Cambio Radical en esta zona del país.
En la Fiscalía seccional Tolima hay servidores públicos honestos, dedicados y sacrificados -y son muchos-, pero también se escucha internamente que hay personas que no estarían interesadas en que los procesos tengan resultados, como el caso en mención.
Por eso, el señor fiscal Barbosa debería venir a Ibagué -así sea en un puente de estos- y revisar qué pasó con el saqueo en la Empresa Ibaguereña de Acueducto y Alcantarillado (Ibal), qué pasó con las investigaciones por la compra de los tubos del acueducto alterno y las licitaciones presuntamente amañadas durante la administración del exgerente Alberto Girón, otro intocable, como Bellanira.
Tampoco se supo nada de la desaparición de cerca de $700 millones del proyecto del Hospital Veterinario de la Universidad del Tolima, recursos que autorizó girar a una cuenta personal el cuestionado exrector José Herman Muñoz. Todo está probado y soportado. Hasta el Banco de Occidente entregó los extractos de lo que se hizo con esa plata.
Y ni qué decir de los políticos que ha mencionado Jorge Alexander Pérez, alias ‘el Chatarrero’, que también se beneficiaron con los recursos del desfalco de los Juegos Deportivos Nacionales de 2015. (Ver: Tribunal Superior de Ibagué ratificó inviabilidad del preacuerdo entre la Fiscalía y ‘El chatarrero’, y cuestionó duramente al ente acusador)
Tampoco capturaron a un candidato a la Alcaldía de Ibagué que fue denunciado por constreñimiento al sufragante en las elecciones del año pasado, muy a pesar de que tenían todas las pruebas para hacerlo, como se lo confesó un fiscal a un reportero de EL OLFATO, días antes de las elecciones de octubre.
Señor fiscal Barbosa, sus antecesores: Eduardo Montealegre, Jorge Perdomo y Néstor Humberto Martínez dijeron que iban a desengavetar viejas investigaciones del Tolima y no pasó nada. Ojalá usted lo haga.