Hace algunos días en un tono muy airado, el señor Alcalde de Ibagué me increpó porque en la red social Facebook dije que encontraba algunas similitudes entre su administración y la de Luis H. Rodríguez, particularmente en temas relacionados con la poca transparencia que en algunos asuntos se ha observado en ambas administraciones.
Hace un año más o menos, advertía desde esta tribuna las múltiples irregularidades relacionadas con el curioso convenio del alumbrado navideño, observaciones compartidas por muchos ciudadanos que, por supuesto y como se observó a la postre, no fueron tomadas en cuenta por la Alcaldía de Ibagué. (Ver: Hubo falta de transparencia en contrato de alumbrado navideño)
En este mismo sentido, desde el año 2013 en compañía de pocos ciudadanos y medios de comunicación, develamos la forma en que se pretendía “tumbar” a Ibagué con el tema de Typsa y su exótico contrato de diseños para los escenarios de “los mejores juegos de la historia”.
Gracias a esas denuncias fui tildado como mentiroso, enemigo del desarrollo, resentido y oportunista, entre otros improperios, lo mismo que por estos días me dicen en redes algunos amigos del Alcalde Jaramillo. Para verdades el tiempo: Mientras tranquilamente escribo columnas y opino sobre la realidad local, Luis H. Rodríguez, Orlando Arciniegas y Orlando Mestre hoy se encuentran tras las rejas.
Así pues, mientras la ciudad sigue entretenida por la captura de Luis H. Rodríguez y por los presuntos delitos cometidos por personajes de la vida política local, mientras algunos medios se ocupan de informar sobre las ridículas propuestas del alcalde en materia de seguridad, o sobre los anuncios de la alcaldía sobre millonarias inversiones de Coreanos y Chinos, avanza silenciosa en el Ibal una licitación por $27.144 millones de pesos para la “Construcción de la Primera Etapa de la Segunda Fase del Acueducto Complementario de la ciudad de Ibagué”, la cual ya ha sido objeto de múltiples cuestionamientos que por razones que ignoro no se han hecho públicos (anexo 1).
Además de las observaciones que diversos ingenieros hacen sobre las curiosas, restrictivas y exóticas condiciones para los oferentes, fuentes internas de la empresa que han pedido reserva de su identidad han señalado que este proyecto es inviable y se encuentra mal planeado, lo que podría acarrear sobrecostos, demandas, cuantiosas adiciones presupuestales y lo peor, la posible inoperancia de la infraestructura una vez terminada.
Al observar todos los documentos publicados en el Secop (anexo), se advierte que dicho proyecto no cuenta con licencia ambiental, lo que claramente haría que el plazo inicialmente concebido para la ejecución del proyecto (12 meses) tenga que prorrogarse necesariamente, pues sin dicho permiso de Cortolima no se puede hacer intervención alguna.
Cabe indicar, además, que la primera fase de dicho proyecto está apenas en etapa de diseños, los cuales fueron contratados por Findeter en diciembre de 2016, en un curioso contrato “llave en mano” en donde el mismo contratista diseña y ejecuta la obra, mismo estilo del famoso consorcio Acualterno que, vaya paradoja, tenía como apoderado al hoy condenado Orlando Arciniegas Lagos. Menuda coincidencia…
Pero hay más. Todos los diseños de las distintas fases de este proyecto han sido calculados con el caudal inicial autorizado en 2007 para el río Cocora el cual, diez años después y habida cuenta de la degradación de las condiciones ambientales, seguramente tendrá una menor disponibilidad de agua. En efecto, al revisar los diferentes documentos de esta licitación, se encuentra la resolución 1095 de Septiembre 10 de 2007 de Cortolima (anexo 3), la cual otorga al Ibal una concesión de aguas del Río Cocora en cantidad de 1009 litros por segundo.
Pregunto entonces: ¿No habría que actualizar la información sobre el caudal actual disponible para precisar los cálculos del proyecto? Haciendo una comparación y considerando el agua como el motor del proyecto, podría decirse que eventualmente se va a construir una tractomula pero contando con un motor de un Renault 4. ¿No fue eso lo que pasó con los cuestionados y faraónicos diseños de Typsa?
No contentos con lo anterior, hay un problema mayúsculo que la administración ha obviado solucionar y que podría dar al traste con la ejecución del proyecto y generar cuantiosas pérdidas económicas: la doble calzada hacia Cajamarca.
Claramente, mientras el consorcio Gica avanza en las obras de la doble calzada, según fuentes del Ibal dicha obra interfiere con la línea de aducción del acueducto complementario que se encuentra diseñada, lo cual obliga necesariamente a un re-diseño de dicha línea, pero oh sorpresa: el Ibal está licitando la línea original diseñada por IEH Grucon en 2013, lo que obligatoriamente generará sobrecostos derivados de los problemas de diseño. Muy parecido a Typsa, ¿o no?
Finalmente, me di a la tarea de consultar con el Ministerio de Vivienda si el proyecto en licitación ya contaba con viabilidad, en donde se me indicó que este proyecto no ha sido aprobado ni viabilizado por dicha entidad, tema que también me confirmaron funcionarios del Ibal.
Así las cosas, si en algún momento el Ministerio de Vivienda decide apalancar financieramente este proyecto, no se podrá hacer pues los recursos del gobierno nacional no pueden invertirse en proyectos que no estén viabilizados técnicamente.
Esto no es un problema, pues seguramente si hay que poner más plata, como pasó con la doble calzada al aeropuerto, Jaramillo la pone vía empréstito o cobrándonos a todos valorización. O tal vez los Chinos y los Coreanos nos cambien las marimbas, panderetas y flautas que han ofrecido donar, por los millones de dólares que la improvisación administrativa nos puede poner a pagar. Jaramillo: ¡Después no digas que no te avisamos!
Postdata: ¿Será que en esta ocasión, como sucedió con “los mejores juegos de la historia”, los gremios económicos y los “líderes” políticos de la región también se van a hacer los locos y a mirar hacia otro lado?