Hace poco una gran amiga me recomendó escribir sobre esta palabra. No porque yo sea coach, ni nada por el estilo, sino porque ella sabe, que el significado que le doy al tener éxito, es completamente diferente al que le daba hace unos años.
Me tomé la tarea, muy en serio, y empecé a pensar en esto mientras jugaba con mi hija, preparaba el desayuno o comía con mi esposo. Debo decir que mi mente no para. Incluso dormir me cuesta. Traté de profundizar mucho en lo que para mí es tener éxito.
Muchos asocian el éxito con el hecho de acumular bienes materiales, tener dinero, poder viajar a lugares exóticos, tener un título profesional o comprar el carro del año. No sé si fue con el transcurrir de los años o de las diferentes experiencias que he tenido, que han hecho que la idea de tener éxito para mí, cambiará totalmente su color. Tener éxito, se asocia mucho con la idea de lograr algo, llegar a alguna parte, como si se tratara de una carrera en la que corres con todas tus fuerzas por llegar a la esperada meta. Las redes sociales hoy en día no nos ayudan mucho y pareciera que esta palabra sigue vinculándose con el hecho de poseer algo. Un cuerpo perfecto, una vida lujosa, todo tipo de bienes materiales, o poder lograr conseguir dinero también de la manera más sencilla, alcanzando el trabajo de moda: Ser influencer. Pero esa será otra columna.
El caso es que seguimos vendiendo el éxito como algo tangible. Me detuve entonces en muchos momentos de mi día a día para darme cuenta cuando me siento exitosa. Llegué pues a la conclusión de que mi éxito hoy no radica en ninguna carrera, ni estoy tratando de visualizar dónde está la meta, ni comparándome con lo que me venden en las redes sociales. Tampoco me siento luchando por algo en particular, ni tengo una lista de cosas por hacer o sueños por cumplir para sentirme más exitosa.
Hoy lo que disfruto es el camino mismo. Hoy lo que disfruto es el fluir, lo que va pasando en cada momento, y estar presente., realmente presente la mayor cantidad de tiempo en cada uno de mis días. Hoy tener éxito para mí, es poder jugar con mi hija. Sentir que cuando nos sentamos juntas, yo soy otra niña que disfruta realmente al ver a un león rugir, una pelota rodar o las burbujas flotando en el aire. Éxito es despertar y poder ver a mi lado a mi esposo con su eterna y hermosa sonrisa. Éxito es poder hablar por horas con mi madre o mi padre. Es saber que mi hermano está feliz, o que mis tías están tranquilas.
Para mí tener éxito es saber que puedo acariciar a mí gata sin prisa. Darme cuenta qué respiro, que disfruto de comer, dormir o bailar. Tener éxito es hablar con mis amigos y reírnos de cosas ilógicas. O simplemente ir conociendo poco a poco a esas personas que antes eran extraños y que hoy la vida ha puesto en mi camino para aprender cosas nuevas. Hoy en día, tener éxito para mí es sentirme liviana de equipaje. Sentir que no tenga nada y que lo tengo todo al mismo tiempo. Sentir que ya no tengo esa imperiosa necesidad de venderle ideas a la gente sobre los que soy, y poco a poco voy acabando con la necesidad de aprobación. El éxito para mí hoy radica en esas pequeñas cosas que damos por hechas, que sentimos seguras, y que le han quitado peso a mi maleta de viaje. Hoy el éxito para mí, es el camino, no la meta. #HEDICHO
“A la felicidad no se puede viajar, no puede ser poseída, ganada, usada o consumida. La felicidad es la experiencia espiritual de vivir cada minuto con amor, gracia y gratitud”. Denis Waitley