“Juro por Apolo médico, por Esculapio, Hygia y Panacea, juro por todos los dioses y todas las diosas, tomándolos como testigos, cumplir fielmente, según mi leal saber y entender, este juramento y compromiso”. Fragmento inicial del Juramento Hipocrático.
En este momento histórico a nivel mundial, donde el miedo, la angustia, la zozobra y la ansiedad invaden todos los aspectos de nuestra vida diaria, hay una profesión que se está preparando en estos momentos para el gran reto que se viene. Se trata de los médicos y demás profesionales de la salud, quienes asumimos con gallardía y con valentía este compromiso. Nos amarramos los guayos y nos ponemos la camiseta para saltar a la cancha para enfrentar el coronavirus, un nuevo y aterrador enemigo mundial que al día de hoy ya ha cobrado la vida de más de 11.000 personas en el mundo.
Sin embargo, para poder cumplir a cabalidad nuestra labor necesitamos de un mínimo de elementos de protección para atenderlos de la mejor forma y lograr evitar así contener en la medida que sea posible la gran expansión de esta enfermedad. Hacemos un llamado a las Secretarías de Salud y al Ministerio de Salud a que garanticen primero elementos de protección en las diversas clínicas y hospitales del país. Disponibilidad de batas, guantes, mascarillas N95, y todo aquel elemento adicional que cuide nuestra integridad. Este es un primer requerimiento absolutamente imprescindible para empezar ganando esta batalla.
Señor Presidente: otórguenos las mejores armas para esta batalla y se dará cuenta que sus soldados en esta oportunidad, que somos los médicos, la ganaremos. No lo defraudaremos.
Nosotros estamos acostumbrados a hacer jornadas extensas de turnos, fines de semana, noches, dejamos a nuestras familias en casa para salir a luchar diariamente y, en algunas ocasiones, con las uñas por la salud de casi 50 millones de colombianos. Y ante esta nueva pandemia, no nos arrugamos, ni más faltaba. La personalidad del médico colombiano es combativa y no por nada nuestros colegas que han emigrado a otras latitudes son admirados allí por su tenacidad y espíritu trabajador.
He visto en mis grupos de WhatsApp que mis colegas comparten diariamente gran cantidad de información médica, artículos, protocolos y guías de manejo de cómo abordar esta nueva enfermedad. Eso solo quiere decir una cosa: estamos preparándonos día tras día, leyendo, instruyéndonos para brindar la mejor atención a nuestros pacientes.
Hoy el Instituto Nacional de Salud reporta 196 nuevos casos. Sin embargo, eso es solo la punta del iceberg, pues realmente en el país son muchísimo más los infectados. Existe ya un subregristro de los casos, por la sencilla razón que el reactivo para hacer las pruebas ya escasea. Solo en Bogotá y Medellín están haciendo las pruebas y en proceso de habilitación otros 7 laboratorios más en otras ciudades del país. Y finalmente, la prueba al tener un costo elevado no se le puede hacer a todo el mundo.
Ante este panorama tan desalentador y lleno de incertidumbre, aplaudo la decisión tomada anoche por el presidente Duque de decretar el aislamiento obligatorio preventivo durante 19 días. Lo anterior es la herramienta más poderosa que tenemos en Colombia para mitigar la propagación del virus. Debemos anticiparnos para la tragedia, no queremos tener que escoger nuestros muertos. No queremos afrontar dilemas bioéticos permanentes para evaluar quién se merece una cama en una unidad de cuidados intensivos y quién no.
Nunca antes habíamos visto algo así. Nos educamos en el pregrado leyendo historia de la medicina y nos intrigábamos al ver lo que sucedió en 1918 con la gripe española que dejó un saldo de 50 millones de muertos. Tal vez, pensamos, esto no va a volver a ocurrirnos y hoy 102 años después se asoma un nuevo virus aniquilador. Pero, no, los médicos no tenemos miedo. Estamos más que preparados para el reto. Hoy la medicina del siglo XXI es otra afortunadamente y siento que es el mejor momento como galenos para enfrentar una pandemia.
Todos los médicos hoy en el país, independiente de su especialidad debemos tener en mente nuestro sublime Juramento Hipocrático y no duden que lo cumpliremos fielmente para proteger a todas las familias colombianas.