Es sabido que en las primeras vueltas presidenciales se vota por el candidato que más simpatías genere, en tanto en las segundas se vota en contra del que menos se estime o más deteste. Y, dada la gran polarización de la política colombiana, eso debe ocurrir con mayor razón en las elecciones de mayo y junio.
¿Quién ganará entonces la presidencia si a las elecciones de la segunda vuelta, en junio, pasan Petro y Fico o Fajardo y Fico o Petro y Fajardo?
Entre Petro y Fico no hay certeza sobre quién ganará porque los dos levantan enormes resistencias. Pero puede vencer Petro porque a Fico lo respaldan Duque, Uribe y los demás jefes de la política tradicional, cuyo descrédito es enorme y va en fuerte aumento, debilidad que llevó a la Casa de Nariño –violando además la ley de garantías– a la más descarada operación de clientelismo y corrupción política de la historia de Colombia, cinismo que de rebote estimula a castigar aún más al duquismo. Pero tampoco se puede descartar que Fico derrote a Petro –como hizo Duque en 2018, quien le ganó por 2,3 millones de votos, el 12% del total, una diferencia considerable–, porque Petro también concita, por sus muchos errores, una oposición mayúscula.
En cambio, es seguro que Fajardo le gana a Fico de sobra porque, como se sabe, en torno a él se unirían todos los sectores que claman por “no más el que diga Uribe” y porque Fajardo además no engendra las muy conocidas resistencias que Petro sí provoca.
Y Petro, como es obvio, será barrido por Fajardo, pues es tanta su capacidad de unir a los colombianos con ese fin, que no se necesita entrar en detalles para demostrarla.
Estas verdades explican por qué Petro hizo un esfuerzo desproporcionado para escogerse a sí mismo como candidato a la Presidencia –¿o alguien cayó en la ingenuidad de pensar que Francia Márquez podía ganarle?–, con el propósito de alcanzar el sueño de vencer en la primera vuelta –o por lo menos dar la impresión de ese imposible– y no correr con el gran riesgo de que cualquiera le ganara en de junio. Por eso mismo, con un desespero que lo descalifica como auténtico promotor de un cambio democrático, ha mostrado su deseo de unirse con César Gaviria, Vargas Lleras y Santos, como si se pudiera ignorar que estos, primero, lo doblegarían, programáticamente hablando.
Yo estoy entre los muchos que respaldamos a Sergio Fajardo porque su propuesta está dentro del acertado programa democrático de la Coalición de la Esperanza, el que le sirve a Colombia en este momento. Asimismo, lo acompaño por su carácter, pues ha demostrado que hace política sin apelar al todo vale de los mismos con las mismas que han amarrado el país al subdesarrollo, el desempleo, la pobreza y la corrupción.
Pero como también hay quienes deciden más por pragmatismo, aquí les dejo estas reflexiones que muestran que Fajardo sí puede vencer en junio a Fico y a Petro… pero solo si lo respaldamos en mayo, llevándolo a la segunda vuelta. Bienvenidos.
Coletilla: el aumento de los precios de los alimentos e insumos agrícolas importados por efecto de la pandemia y de la invasión rusa a Ucrania confirma que tuvimos y tenemos la razón quienes advertimos que la apertura neoliberal y los TLC harían inviable el auténtico progreso de Colombia.