Nuestra ciudad atraviesa uno de los momentos más difíciles de los últimos años por culpa de la desidia administrativa. Al atraso en materia de infraestructura y proyectos sociales, se suma la mala gerencia pública que tiene a la ciudad endeudada y con poco margen de maniobra.
Actualmente, el Municipio adeuda $188.918 millones a los bancos producto de los empréstitos que, en su momento, solicitó el exalcalde Andrés Hurtado. Supuestamente, esos recursos tenían como propósito financiar proyectos para la ciudad, pero, hasta el momento, gran parte del dinero sigue guardado en los bancos.
Y es que los mencionados $188.918 millones de deuda que tiene el Municipio representan un pasivo tan grande para los ibaguereños que equivale al 20 % del total del presupuesto que tiene la ciudad para este 2024 ($942.589 millones).
Sin embargo, lo más crítico de esta situación es que, actualmente, $80.000 millones de los empréstitos realizados por Hurtado todavía siguen guardados en los bancos. En otras palabras, se dedicaron a solicitar empréstitos para no ejecutar los recursos.
En teoría, con esos recursos del crédito público se realizarían obras como el arreglo de la malla vial, la recuperación del parque Centenario y la Concha Acústica, así como la construcción del puente fantasma de la calle 60. Hoy, esas obras no solo son inexistentes, sino que la ciudadanía sigue reclamando una Ibagué posible que siga siendo el mejor vividero de Colombia.
Como si todo lo anterior fuera poco, la alcaldesa ya ha manifestado su intención de solicitar otro empréstito por $150.000 millones, dizque para implementar su Plan de Desarrollo. En lugar de llevar a la ciudad a un recrudecimiento de su crisis económica y administrativa, ¿por qué no se dedica a sanear financieramente el Municipio?
Como ibaguereños preocupados por el destino de la ciudad, esperamos que el Concejo de Ibagué le exija a la alcaldesa Aranda que, antes de incrementar la deuda pública, ejecute los recursos que están guardados en los bancos y que su negligente jefe político no logró desembolsar.
Por supuesto, también es deber de nosotros, como ciudadanos y ciudadanas, intensificar nuestra veeduría para evitar el derroche y la negligencia administrativa en nuestra ciudad.