La reciente actuación de la selección Colombia de fútbol ha encendido el fervor de un país que, a pesar de los altibajos, siempre ha mantenido una pasión inquebrantable por el deporte. Los triunfos en las eliminatorias y su desempeño en la Copa América, son una muestra de que el equipo ha sabido superar adversidades tanto deportivas como administrativas.
Sin embargo, es fundamental que esta alegría nos impulse a reflexionar sobre el futuro del deporte en nuestro departamento, y sobre la importancia de invertir en la formación de nuevos talentos en todas las disciplinas.
Sin duda, el desfalco de los Juegos Nacionales 2015, del cual todavía no nos hemos recuperado, ha marginado el deporte tolimense a causa de la fuga de talentos. Las que, en otrora, fueran ligas competitivas en disciplinas como natación o baloncesto, hoy siguen debilitadas debido al poco interés que han demostrado las administraciones municipales y departamentales por convertir el deporte en el eje del desarrollo social.
Aunque las infraestructuras deportivas son fundamentales, no son la única razón del problema. Para empezar, es fundamental despolitizar y desburocratizar tanto el IMDRI como Indeportes, entidades donde se juega con la necesidad de instructores y entrenadores, pues, detrás de un contrato, siempre va el proselitismo en favor del “hurtadismo” y el “barretismo”.
En mi periodo como diputado del Tolima, apoyé y voté a favor para que Indeportes, por primera vez en la historia, tuviera un presupuesto propio. No obstante, algunos años después, veo con preocupación que nuestra realidad deportiva sigue estancada con relación a otras regiones del país.
El Tolima ha sido cuna de grandes deportistas que han dejado huella tanto en el ámbito nacional como internacional. Sin embargo, la falta de infraestructura adecuada en municipios distintos a Ibagué, los mediocres programas de formación y el poco apoyo continuo a las academias deportivas, limitan el potencial de jóvenes que sueñan con seguir los pasos de sus ídolos. En un contexto donde la selección nacional brilla, se vuelve vital que nos preguntemos: ¿qué estamos haciendo para nutrir ese talento?
Los triunfos de Colombia no solo son un motivo de orgullo, sino también una invitación a actuar. La historia nos ha demostrado que el desarrollo del deporte no debe depender únicamente de los éxitos momentáneos, sino que requiere de un compromiso a largo plazo. Invertir en escuelas de formación, en capacitaciones para entrenadores y en la creación de espacios adecuados para el entrenamiento es clave para construir un ecosistema que fomente el talento.
La selección Colombia nos ha enseñado que el trabajo en equipo y la perseverancia son la clave del éxito. Invertir en el futuro del deporte es apostar por un país socialmente más justo, más equitativo y con oportunidades para todos y todas.
Celebremos los triunfos de nuestra selección, pero no olvidemos que el verdadero legado se construye desde la base. Es hora de que el Tolima se comprometa a apoyar la formación de sus jóvenes deportistas, asegurando que, en el futuro, sigamos disfrutando de más alegrías, de la mano de nuevos talentos que representen a nuestra tierra con orgullo.