Desayunos a $79.000, almuerzos a $118.000, cenas a $121.000, tiquetes aéreos de vuelos nacionales por $1.8 millones y carrozas de $43 millones, son algunos de los sobrecostos que trae consigo el cuestionado contrato por $8.035 millones para organizar el próximo Festival Folclórico Colombiano.
Al mejor estilo de su mentor, el varias veces imputado Andrés Hurtado, la alcaldesa Johana Aranda decidió botar la casa por la ventana y destinar un presupuesto exagerado para las fiestas de junio, con el único fin de mejorar su ya decaída popularidad en la capital tolimense.
Por supuesto, la excusa de la alcaldesa para la desproporcionada inversión es el supuesto posicionamiento del Festival Folclórico a nivel nacional. Sin embargo, como ya demostró en 2023 su jefe político, una mayor inversión no representa una mejoría en la organización de las fiestas.
El año pasado, Hurtado destinó cerca de $5.000 millones (un presupuesto que ya entonces se consideraba exagerado, teniendo en cuenta la crisis económica por la que atraviesa el Municipio), pero el Festival se destacó más por la desorganización, la inseguridad, la falta de cultura ciudadana, la baja calidad de las presentaciones artísticas, las parrandas y los viajes a Nueva York del exalcalde.
Otra semejanza entre las últimas fiestas de Hurtado y las primeras de Aranda tiene que ver con la contratación. Nuevamente, el proceso se adjudicó a un único oferente y en tiempo récord, pese al alto presupuesto y a la complejidad que conlleva la logística de un evento como el Festival Folclórico.
En otras palabras, lo que estamos viendo es una demostración de opulencia por parte del “hurtadismo”, un clan que, desde siempre, ha priorizado el maquillaje de su imagen política por sobre la atención de los graves problemas sociales y económicos que enfrenta la ciudadanía.
En suma, los ibaguereños e ibaguereñas esperamos que este año no se vuelvan a repetir situaciones como las del año pasado, en donde el desorden y el derroche fueron los protagonistas. La ciudadanía se merece unas fiestas con altura, civismo y representativas de nuestra idiosincrasia.