Mientras algunos “celebran” el hundimiento de la reforma a la salud, las comunidades que viven en los territorios más apartados, hasta donde no llegan las EPS, siguen padeciendo las consecuencias de un sistema excluyente que les niega el acceso a los servicios médicos más básicos.
Sin duda alguna, a los opositores a la reforma no les interesó nunca que el país discutiera a profundidad la necesidad de cambiar el sistema. Mucho habrá tenido que ver el hecho de que, justamente, las EPS fueron algunas de las principales financiadoras de campañas políticas en los partidos tradicionales e, incluso, en movimientos que dicen ser “alternativos”.
Pero aunque muchos quieran ocultar el sol con un dedo, es claro que el país sí necesita reestructurar el sistema. La prueba está no solo en los pésimos resultados que han obtenido las EPS, sino también en las insuperables barreras de acceso a los servicios médicos por parte de la población colombiana.
Es fundamental que el gobierno del presidente Gustavo Petro insista en la reforma. El país necesita mejorar la eficiencia y la transparencia en la gestión de los recursos de salud. No podemos volver a vivir la catástrofe que dejaron Medimás, Cafesalud, Saludcoop y, ahora, Sanitas, empresas que sirvieron más para impulsar proyectos políticos que para cuidar la vida de los ciudadanos y ciudadanas.
Un elemento crucial en el que debemos insistir es en impulsar la atención primaria e impulsar la salud preventiva.
Históricamente, el sistema de salud en Colombia ha puesto mayor énfasis en la atención médica curativa, descuidando la importancia de la prevención y el cuidado a largo plazo. Por eso, es fundamental fomentar estilos de vida saludables y detectar enfermedades en etapas tempranas. Los tratamientos de alto costo y los procedimientos de alta complejidad, muchos de estos son ocasionados a falta de una atención preventiva y oportuna, generando mayores costos al sistema de salud.
Es hora de tomar medidas para garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a una atención médica digna y de calidad. Por eso, es importante que, desde el Gobierno Nacional, se consolide el programa de Equipos Básicos de Salud, con el propósito de brindar atención médica preventiva a los ciudadanos y ciudadanas históricamente olvidados por las EPS y por el mismo Estado.
Por supuesto, cabe decir que la reforma que necesita el país ya fue puesta en práctica con éxito en años anteriores.
En la Bogotá Humana, nuestro presidente Petro y su secretario de Salud de la época, Guillermo Alfonso Jaramillo- actual Ministro de Salud- demostraron la eficacia de hacer énfasis en la prevención a través del programa 'Territorios saludables', que disminuyó a cero la desnutrición infantil, redujo la mortalidad neonatal y atendieron a más de 800.000 familias de estratos 1 y 2 en consultas domiciliarias, entre otros logros.
En Ibagué ocurrió lo mismo durante la administración 'Con todo el Corazón' del doctor Jaramillo. Por medio del Modelo Integral de Atención en Salud (MIAS) se reaperturaron todos los puestos de salud urbanos y rurales (hoy, gran parte vuelven a estar cerrados), se caracterizaron cerca de 30.000 familias y se prestó atención domiciliaria en psiquiatría, pediatría, ginecobstetricia, geriatría, medicina interna, entre otras especialidades.
En última instancia, es necesario reconocer el esfuerzo y liderazgo tanto del presidente Petro como del ministro Jaramillo. Es loable su interés por lograr el cambio a través de las reformas sociales. Por primera vez en la historia del país, contamos con líderes que realmente están preocupados por lograr una transformación y convertir a Colombia en un país donde importa más la vida que el dinero.
Es hora de dejar de lado las divisiones y trabajar juntos en la construcción de un sistema que esté verdaderamente al servicio del pueblo colombiano.