Esta es la historia escrita desde el dolor de la experiencia de muchos, en la búsqueda de la felicidad. ¿La lucha de la búsqueda de lo impensable está entre si se puede tener una felicidad positiva o negativa? ¿Qué pasa con la felicidad de la renuncia, de pensar en si lo que te sucede a ti puede ser la felicidad de otros?
Es justo cuando te detienes a buscar la felicidad completa que llegas a estas deducciones o confusiones que dan miedo, y en algunos casos se prefiere obviar la existencia de la felicidad, suplantando con, por ejemplo, compras compulsivas, reflejos de tranquilidad en estar en compañía de personas con las que somos conscientes que nos hacen daño y autoflagelarse con pensamientos que sabemos que nos dañan.
Cuando por fin comenzamos a querer sentirnos felices, a gusto con nosotros mismos aparece lo “racional”. ¿Por qué este juego de palabras? Ya te darás cuenta. Cuando tomas la decisión de aprender a sentirte bien contigo mismo y empiezas a pensar en tus deseos. Una de las primeras cosas que sucede es el rechazo de algunas personas hacia los cambios que realizas. Te empiezas a cuestionar sobre ser el orgullo de la familia o no, en algunos casos tomas las decisiones que te aconsejan “porque te quieren”. Empieza en ese momento o en los próximos meses ese sentir de si tendrá sentido o no las cosas que estás realizando. El agotamiento que para algunos parece lógico por las muchas horas ocupadas o lo que antes te llevaba siete horas ahora te toma doce y sientes que nunca te rinde el tiempo. Esta es una forma de identificar si decidiste renunciar por los otros o decidiste renunciar por tu propia felicidad, ¡cuando algo apasiona tienes energía e ideas frescas para cumplir la meta!
En otros casos el sentirte triste depende del entorno familiar e intentas hablar con ese entorno para que las cosas estén más tranquilas, pero empiezas a hablar desde la tristeza, el enojo, las dudas sobre qué debes hacer o no. Nuevamente te bloqueas sobre esa búsqueda de la felicidad y vuelves para atrás. Se habla de perdonar todas las ofensas para seguir y se coloca en consideración que es la forma de sanar, pero… ¿qué pasa cuando las personas que lastiman no desean la reconciliación y tú trabajaste previamente en el perdón? Buscas la atención constante de la persona, te amoldas a sus horarios, buscas la manera de encajar, nuevamente sientes que te ofenden, pero como “perdonaste” no puedes decir nada. Salta la pregunta de si ese momento feliz que compartes con las personas que quieres es una felicidad negativa o positiva.
¿Cómo darse cuenta? Dedicas mucho tiempo en pensar qué tanto le agradaron los cambios en tu vida. Recibes otro freno cuando a tu pareja le pides que, por favor, comprenda que eres un sujeto “distinto” pero la negativa es tan grande que se confunde “la felicidad de la renuncia” con “la felicidad negativa” esa que hace que tus emociones dependan únicamente de que tu relación este bien.
¿Cómo saber si estoy teniendo una felicidad negativa y no una felicidad positiva? Cuando la relación empezó cambiaste, dejaste amigos o familiares y por sobre todas las cosas tu rendimiento y energía bajaron mucho luego de la última discusión.
¿Cuál es el tipo de felicidad que conoces y cuál es el tipo de felicidad que deseas? La felicidad es el desencadenante de cambios biológicos que si se acompañan los niveles de bienestar (educación, salud, vivienda, etc.) pueden hacer que una persona se sienta satisfecha en su totalidad con el proceso del transcurrir de su vida.
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