Antes de comenzar a leer este texto, tómate un tiempo para analizar qué cosas tiene tu pareja o qué cosas han tenido tus parejas anteriores que te lastimaron. De preferencia, anótalos en un papel o en algún sitio.
Para poder entender lo que solicité que anotaran en el párrafo anterior, analicemos estos tres casos de experiencias de parejas:
La persona que recuerdo con nostalgia: cuando esta persona llegó a mi vida, sentía que era imparable, especial. Creí que iba a ser el “amor de mi vida”. Durante ese período, no podía ver que estaban sucediendo cosas que me afectaban, porque abundaban, para mí, los momentos de alegría.
Eso es lo que produce la dependencia emocional, hace que sintamos la necesidad de estar cerca de una persona, sin importar el dolor que nos provoque. Sentimos terror tan solo con pensar en la posibilidad de separarnos. inclusive, sabiendo que la persona que tenemos a nuestro lado resultó no ser aquella que idealizamos en un principio.
La persona perfecta: fue quien me hizo sentir, por primera vez, protegida; que participó en los aspectos más importantes de mi vida: mi trabajo, mis estudios, mi familia, mis miedos y mis deseos. Me tenía muy en cuenta. Pero no todo lo que brilla es oro. Por otro lado, era una persona que demandaba que yo cambiara.
Llegó un punto en el que parecía que había dejado de ser yo. En este caso, estamos hablando de un ejemplo de apego ansioso. Quien lo siente puede llegar a tener una conexión muy fuerte con su pareja y, al igual que en el caso anterior, padecer mucho miedo por la separación. La felicidad, el bienestar de una persona con apego ansioso depende de que una relación, cualquiera sea que nos genere este problema, esté bien.
La persona que validó: conocer a esta persona me hizo sentir muy segura, sabía que tenía alguien en quien confiar y con quien contar. Pero, con el tiempo, me di cuenta que él buscaba cosas que lo hicieran feliz y nunca las encontraba. Al intentar hablar sobre esto, para abrir un canal en el cual se pudiera discutir cómo cada uno se sentía en la relación, siempre remarcaba las cosas que yo debía cambiar; no tenía la capacidad de hacer una autoevaluación de sus conductas para que, juntos, podamos entendernos y saber qué es lo que el otro necesita de cada uno.
Siempre fui yo la parte que buscaba la reconciliación, en ocasiones llegué a cometer el gran error de asumir la responsabilidad de cosas para que, simplemente, dejáramos de discutir. En este caso, podemos estar hablando no solo de dependencia o apego, también de una posible depresión y ansiedad que puede agravar la situación.
Además de los detalles mencionados anteriormente, es necesario observar cada caso. Si bien podemos tener patrones de conducta que señalan distintas sintomatologías, no es el mismo proceso el de cada persona.
Es necesario plantearse conversaciones difíciles cuando estamos en pareja o plantearnos cuáles son los límites y qué cosas podemos desear en una relación, qué cosas pueden llegar a ser negociables y cuáles no.