En la historia reciente de Colombia el negacionismo de la realidad social y de sus actores por parte de las fuerzas que se han afincado en el Gobierno es cada vez más evidente.
El especialista en los fenómenos de negacionismo histórico, Roger Smith señala que: “La negación incluye no solo el rechazo de los hechos sino también estrategias más activas de racionalización (dar una razón de la acción, pero no la razón verdadera)”(Smith, 2020), como negación de los hechos se pueden mostrar en nuestra historia reciente la frase: “el tal paro agrario no existe”, y como ejemplo de dar una razón falsa a un hecho, la frase: “De seguro, esos muchachos no estaban recogiendo café” ambas frases de recientes expresidentes de Colombia.
El actual gobierno de Iván Duque ninguneo al Comité Nacional de Paro y el pliego presentado desde noviembre de 2019, y con astucia intentó aprovechar la tragedia de la actual pandemia como una oportunidad lanzándose en ristre con una serie de reformas contra la población en cuarentena.
El paro nacional que se está desarrollando actualmente (que es en gran parte producto de la desatención de Duque a las solicitudes del 21N), ha sido de amplia envergadura.
La represión de miembros de la policía que ha desencadenado asesinatos de jóvenes en varias ciudades, así como la acción de los infiltrados que buscan realizar delincuencia, no han podido apagar el estallido social que estamos viviendo.
El gobierno Duque, ante la imposibilidad de negar el Paro Nacional, optó por negar a los amplios sectores movilizados y sus peticiones, promoviendo reuniones regionales entorno a los alcaldes y gobernadores, conversando, en la mayoría de las veces, con los que no son y sobre una agenda que no corresponde ni con una negociación, ni con el pliego nacional, al tiempo que enredaba la negociación con el Comité de Paro, convirtiendo el primer encuentro en una socialización de su gestión de Gobierno.
Los 21 millones de pobres y los 7 millones de pobres extremos en Colombia, es decir, la mayoría de los colombianos, es una realidad que se debe abordar y no negar, así como la afectación de la clase media y del empresariado urbano y rural.
El paro nacional refleja el cansancio social de 30 años de neoliberalismo en beneficio del capital extranjero y que se ha manifestado masivamente en todos los rincones de Colombia, modelo económico que arranco con el consenso de Washington y su correspondiente Constitución de 1991, pasó por los tratados de libre comercio “TLC” y que hoy se vive en el actual sometimiento a la Ocde, organismo que dio la orden de la reforma tributaria, laboral y pensional.
El actual paro nacional y sus exigencias se encaminan a la reversión de los efectos del modelo neoliberal en Colombia, y el negacionismo gubernamental y su sistemática respuesta de los últimos gobiernos para ocultar lo visible se les agota.