En los recursos públicos está nuestra oportunidad, debemos vigilarlos…
La pregunta que todos nos venimos planteando mientras tratamos de cumplir con las restricciones de movilidad a las personas y cierres al comercio que se han impuesto por el gobierno nacional y local es ¿Cómo reactivar la economía?, si bien es cierto, la enfermedad a la que nos enfrentamos cobra muchas vidas, especialmente por la debilidad de nuestro sistema sanitario, los problemas a los que nos veremos enfrentados en el futuro por la crisis económica que se está cocinando, también cobrará muchas más vidas e impactará negativamente y de manera exacerbada el bienestar de toda la sociedad.
Hasta este momento, las acciones en términos económicos han estado encaminadas a potenciar la oferta. Así, hemos visto cómo se han diseñado protocolos para que ciertos sectores puedan volver a sus actividades, construcción y manufactura, por generalizar; sin embargo, ya muchos de los empresarios que pertenecen a dichos sectores económicos empiezan a sentir que hace falta algo, y algo que es muy importante, quien compre. Esto es muy, pero muy importante en el sistema en el que vivimos.
No pretendo una discusión sobre el modelo económico, simplemente me acojo a uno de los principios básicos del capitalismo, en el que el mercado se da solo a partir de dos elementos: oferta y demanda, y su inseparable enlace, el consumo. Como en este momento la prioridad no es la modificación del modelo económico, aunque debiera serlo, es necesario que las políticas que se apliquen de aquí en adelante apunten con mucha fuerza a potenciar la demanda y para que haya demanda las personas necesitan ingresos.
Es claro que no somos un país del primer mundo, pero para contextualizar lo que vengo diciendo, las primeras medidas que se dieron en esos países, fue que los gobiernos asumieron el pago de los servicios públicos de los ciudadanos, además suspendieron, para toda la población y por el tiempo de duración de la crisis sanitaria, todos los pagos asociados a préstamos bancarios, sí, le dieron muy duro a los pobrecitos bancos y además entregaron dinero a toda la población. Todo lo anterior para mantener la capacidad de compra de sus habitantes, en todos, no en unos pocos. Y la situación que estamos atravesando es tan difícil, que esos países aun con todas las medidas mencionadas se enfrentan a dificultades económicas muy complejas de solucionar.
El estado colombiano no ha hecho nada parecido a lo que hicieron los poderosos estados primermundistas, quienes gobiernan Colombia dicen que no se puede, sin embargo y para no perder mi línea de escritura, que casi siempre apunta a asuntos de eficiencia en el manejo de los recursos públicos, inclúyase corrupción también, si ha podido el estado comprar camionetas por $9000 millones y pagar por “mejorar la inmejorable” imagen presidencial por otros $3500 millones y otras cositas, esto en el orden nacional, y en terrenos locales, y que gracias a la divina providencia y a los entes de control que se apiadaron de nosotros en esta ocasión, estaban a punto de cometer otro gran robo con el coliseo mayor de la ciudad por varios miles de millones y con los recursos para la comida, sagrada siempre, se evidenciaron sobrecostos que parece ser, tienen en problemas a unos cuantos de la rosca de gobierno, tanto de la alcaldía como de la gobernación, pues juegan de locales en ambas canchas. Pero sigamos en el análisis.
Nuestra sociedad, hoy más que nunca, necesita del estado como regulador del mercado, en principio porque es el único actor que en el momento tiene y/o puede adquirir liquidez inmediata y además puede irrigar esos recursos a todos los niveles socioeconómicos, craso error creer que los bancos colombianos servirían para esto, y en segunda medida, como plataforma de impulso para la economía post-covid, ya ha sido bastantemente estudiado que es el estado el real motor del emprendimiento y creador del entorno adecuado para los negocios. Antes de que alguien que haya leído hasta acá me crucifique, los invito a leer a la profesora Mariana Mazzucato, que un su libro “El estado emprendedor” hace una muy profunda explicación de lo expuesto, pues no pretendo en esta columna explicar el asunto.
Sí quiero abordar por lo menos un elemento que debe ser considerado para la reactivación, la necesidad de que el gobierno actúe adecuadamente con los recursos, pues como siempre lo han sido, son escasos y si los gobernantes se los mecatean en cositas o con sus amiguitos van a alargar este suplicio interminablemente, esto lo digo porque el alcalde de la hermosísima ciudad de Ibagué está solicitando al concejo que le apruebe un cupo de endeudamiento por $105.000 millones para ser usados de acuerdo a la conveniencia que bien tenga la administración municipal, pero como documentos soporte anexan un estudio de riesgos de una fecha que no tiene ningún asidero a la realidad que vivimos hoy en la crisis existencial de la pandemia, pues está fechado con el año 2019, cuando de crisis sanitaria no se hablaba nada. No nos digamos mentiras, esta plata así, como se la quieren aprobar, está destinada a hacer unos nuevos ricos de la ciudad, unos poquitos, pero eso sí, todos pagaremos los carritos de lujo y las piscinas de fincas, que por lo que está pasando hoy día son un agravio imperdonable de llegar a configurarse.
Ahora, una de las mayores dificultades para hacer el uso adecuado de los recursos públicos, es la determinación de qué actividades económicas tienen una mayor importancia para reactivar la economía, pues estas actividades deberían ser el enfoque de uso, aunque con gran dolor se deban sacrificar otras, así son las crisis, exigen sacrificios. Esta clasificación no la ha hecho ningún representante del ejecutivo, pues normalmente quienes llegan a gobernar lo hacen con compromisos previos adquiridos y hoy les resultaría muy difícil decir que no se pueden gastar o invertir dineros en esas actividades económicas que no generan valor, que simplemente lo extraen o mucho peor, lo destruyen.
No importa en qué lado esté usted, da lo mismo si es empresario, asalariado, independiente o tristemente informal, usted necesita que los recursos del estado potencien la demanda, y la demanda solo se logra a partir del ingreso de los ciudadanos, cualquier política que intente mermar el ingreso del individuo, sea por desmejoras laborales, por impuestos regresivos e inequitativos o porque la plata se pierde en corrupción, es un tiro que el mismo estado se pega en una pierna, pues el consumo, ese amigo inseparable de la oferta y la demanda, no podría hacer arrancar esta máquina que se paró por el bicho ese que nos tiene asustados.
Aprovecho este espacio para agradecer a todas esas personas que están haciendo todo lo posible para que a pesar de las dificultades nos sigamos sintiendo confiados en nuestra sociedad Ibaguereña, a todo el personal del sector sanitario, a la fuerza pública, a nuestros campesinos que nos alimentan y a todos los trabajadores y empresarios que no han cesado labores y que desde su esfuerzo ayudan a mantener nuestro espíritu firme, sabemos que vamos a salir adelante y si alguna vez nos ponemos a jalonar todos para el mismo lado, sin corrupción de por medio, reactivaremos esto y seremos más fuertes.