La visión fragmentada con la que se analizan los recientes hechos ocurridos en las jornadas de protesta solo contribuye a la polarización de la sociedad, tristemente este resultado no ayuda en nada para la determinación de las soluciones que se necesitan y nos aíslan aún más en dos tribus que requieren confrontarse permanentemente, pues de entrada, ambas tienen la respuesta cierta y única de lo que nos aqueja a todos.
Esa manera de ver las cosas se ha vuelto la forma común de abordar todos los asuntos cotidianos, triviales o no, eso no importa, lo cierto es que desconoce las implicaciones causales que conectan unos hechos con otros; por ejemplo, la percepción generalizada de los micro, medianos y pequeños empresarios respecto a las protestas, es la de un elemento que ralentiza el desempeño de su empresa, pues saca de sus cuentas las posibles ventas que ocurrirían los días en los que se desarrollen estas. Por su parte, quienes protestan, esgrimen el argumento de falta de empleo formal y digno como elemento adecuado de integración a la sociedad. Para el caso, se podrían evidenciar las dos tribus mencionadas, unos los empresarios, otros los jóvenes desempleados, los dos con una respuesta cierta para sus problemas, unos diciendo “dejen trabajar” los otros gritando “exigimos empleo”, pero estas respuestas no se conectan entre sí para lograr verdaderas soluciones.
No quiero trivializar, ni mucho menos, la problemática que describe al desempleo ni las dificultades que enfrenta el empresario para sacar adelante su empresa, pero si quiero indicar que si la mirada con la que las dos tribus enfrentaran el problema se enfocara en los elementos que los conecta, tal vez les permitiría, a los dos, encaminar una ruta más adecuada para solucionar todo tipo de problemáticas.
El empresario sufre en Colombia, no es que ser empresario en otros países sea muy fácil, pero acá es muy difícil, las altas tasas de tributación, que generalmente cambian para agregar más cargas con cada político que llega al poder, la falta de infraestructura pública que potencie el ambiente empresarial, la inseguridad jurídica, el crimen organizado, la delincuencia común, todas las que ustedes ya conocen y el cáncer de nuestra sociedad, la corrupción, hacen que ser empresario en Colombia sea dificilísimo y más en el Tolima; se preguntaran por que no cito los costos laborales, la respuesta está en que estos son tal vez el elemento que potencia el desempeño de la empresa.
Cada empresario conoce el inequívoco factor crítico de éxito, la venta. Todo en la empresa se reduce a eso, la venta. Sin la venta no se puede hablar de nada en la empresa, puede que mi enfoque sea reduccionista, pero lo invito a que se imagine su empresa sin ventas, su imaginación lo llevaría a un mundo muy desolado y triste. Sin embargo la venta no ocurre si no está el que compra, la venta solo es posible si el que compra tiene la suficiente capacidad adquisitiva para hacerlo, y el que compra solo lo puede hacer, sí y solo sí, tiene un trabajo que le permita acceder a un pago y el ciclo se perpetúa hasta el final de los tiempos. O sea, las relaciones que se crean son sistemáticas y tal vez se necesita de todos para solucionarlas.
Cada aspecto económico que limita la repartición adecuada de la riqueza daña aún más el sistema, cada exención tributaria a los más ricos, cada acto de corrupción, cada acto de impunidad, sistemas pensionales que no pensionan, sistemas de salud que se volvieron un negocio y la elección de los menos adecuados para llevar las riendas de lo público, limitan la capacidad de desarrollarnos y de generar más empresa y más empleo y más ingreso y mejor sociedad.
Por todo lo anterior, tal vez usted señor empresario, debería repensar si los reclamos de quienes están en la calle por estos días protestando son justos, pues los fallos en el sistema no los puso usted ni los que están en la calle, los pusieron unos poquitos para unos poquitos, pero esos individuos, esos pocos, nos están llevando a que nuestra sociedad, la que estamos construyendo para nuestros hijos, sea violenta a causa de la inequidad, injusticia e impunidad, que se evidencian permanentemente en las reglas de juego que nos imponen los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
Personalmente yo apoyo a quienes están protestando, pero también los necesitamos a ustedes, sin ustedes el sistema está incompleto, esto pasa por un acto de empatía, los que están en la calle “no dejando trabajar” en los zapatos de los empresarios, y los empresarios “que quieren poder trabajar” en los zapatos de los que no tienen empleo. Todos nos necesitamos.