El Fiscal Martínez tuvo que aceptar que en Colombia la corrupción “es sistémica”, calificativo que significa del sistema, general, integral, no de manzanas podridas u ovejas descarriadas sino algo bastante más grave.
Pero como Martínez siempre actúa con maña, no explicó el “sistémica” así, sino como que se han presentado corruptelas en todos los sectores políticos y, ojo con la perversidad de la conclusión: entonces, “ningún partido puede tirar la primera piedra”.
Se imaginan la felicidad de corruptos y alcahuetas al ver al propio Fiscal de la Nación diciendo que en política todos somos iguales y que, “¡Silencio, nadie puede denunciar nada!”.
Ni que los beneficiados por la corrupción sistémica, incluidos sus compinches en el sector privado, lo hubieran contratado para hacerles el mandado. Si los colombianos no estuvieran tan confundidos y no existiera un poderoso pacto de corrupción e impunidad, esta teoría tramposa habría expulsado a Martínez de la Fiscalía.
Porque es obvio que ninguna organización –política, religiosa, empresarial, deportiva, periodística, etcétera– está por completo exenta de que en sus filas se den o puedan darse casos de corrupción. Pero no es esa la criminalidad que asola a Colombia, uno de los países más corruptos del mundo, tanto que ya en 1978 un Presidente de la República ofreció “reducir la corrupción a sus justas proporciones”, cosa que por supuesto no ocurrió.
Para ponerlo en palabras de Hommes, a quien vuelvo a citar porque conoce el monstruo por dentro y a veces dice cosas, “el problema no es la corrupción, es el sistema político que la ha engendrado y la hace perdurar”. ¡Es un sistema de corrupción! ¡Y el Fiscal usa su poder y omnipresencia en los medios para engañar e intentar acallar a quienes cumplimos con nuestro deber! A pesar de que él además sabe que ese “sistema político” lo crearon los partidos tradicionales en el Frente Nacional, según lo han explicado el ministro Alejandro Gaviria, otro que tiene por qué saberlo y que agrega que se diseñó para favorecer a una cierta economía –negocios– y derrotar a quienes se les opongan.
La otra falacia que desliza con viveza Martínez –el titiritero mayor en estos asuntos– se apoya en la frase que se repite, aunque no sea cierta, de que “todos los políticos son iguales”, con lo que busca un “¡hagámonos pasito; cero críticas!”, empezando por las que desnudan a Cambio Radical, su partido y el de Vargas Lleras. Pero no resiste análisis esa falsa igualdad ni que todos seamos culpables del imperio de la corrupción.
Porque son “los mismos con las mismas” los herederos del pacto del Frente Nacional y los que han impuesto el ciento por ciento de los presidentes y ministros de Colombia y el 99,999 por ciento de los gobernadores, alcaldes, congresistas, diputados y concejales, en tanto otros llevamos toda la vida luchando contra sus pésimos gobiernos. Y si todos somos iguales, ¿por qué creamos al Polo en vez de afiliarnos a uno de esos partidos? ¿O por qué no respaldamos al gobierno de Uribe o al de Santos, será que no sabemos que existe la mermelada? ¿Y no llevaba ya décadas la ladronera cuando se creó el Polo y disminuiría en algo si este desapareciera?
Aunque el tapen-tapen sigue al mando –duró apenas horas el escándalo de los multimillonarios impuestos que se roban en los paraísos fiscales–, dos liebres les saltaron con la acusación a unos congresistas de haber cobrado US$2 millones para hacer aprobar un contrato de estabilidad jurídica a favor del Consorcio de la Ruta del Sol (Odebrecht Grupo Aval).
Pero no se dice que ese contrato lo tramitó como abogado Néstor Humberto Martínez y el gobierno solo se lo aprobó tras su apelación, luego de habérselo negado en primera instancia y de que nombraran de ministra de Transporte a Cecilia Álvarez. Es obvio que también por este negocio, además de otros, debe declararse impedido el Fiscal Martínez.
El senador Benedetti denunció que Martínez Neira fue gran recaudador de plata para la Campaña Santos 2014 y que Vargas Lleras distribuyó los dineros de dicha campaña en la Costa Caribe, hechos que ya había denunciado La Silla Vacía y que son vox pópuli en el Congreso. Y el también senador Elías confesó que a Santos 2014 fueron dineros corruptos de Odebrecht. ¿No tiene nada que explicar el Fiscal Martínez? ¿Sí aclarará lo ocurrido? ¿En qué otro país puede ser Fiscal alguien con tantos tejemanejes con los investigados? Si algo les toca a los colombianos es no tolerar más tanto cinismo y corrupción (enlace 2).