La primera reacción de Gustavo Petro al preguntarle por la visita de su hermano a La Picota, fue justificarla como positiva. Pero, acosado por la indignación nacional, tras varios días defendiéndola, cambió el relato y se declaró víctima de una gran conspiración política en su contra. Ahí está pintado.
Todo empezó con una entrevista en W Radio, el lunes 12 de abril pasado:
“Periodista: ¿Qué hacía Juan Fernando Petro [el hermano] en La Picota?
Gustavo Petro: Hablando con Iván Moreno. Que es, ustedes saben el que yo metí a la cárcel, no por ser juez, sino porque hice toda la investigación.
Periodista: Carrusel de la Contratación.
Gustavo Petro: Del Carrusel de la Contratación de Bogotá. No es narco, no es parapolítico, es corrupto o fue corrupto. Él está en un proceso muy interesante desde el punto de vista personal; ustedes pueden ir allá y hablar con él y comprobarlo, pero lo que él nos ha sugerido, Iván Moreno, es ser constructor de algo que yo he propuesto, que se llama el ‘perdón social’. Y eso se está discutiendo dentro de las cárceles, lo que se llamaría el perdón social” (https://youtu.be/sDN2koZBl_Q)
No hay duda entonces de que Gustavo Petro estaba acordando con los presos de las cárceles y a las escondidas del país un proyecto que él llama de “perdón social”. Y lo hacía en el peor momento, en plena campaña electoral, sospechoso por decir lo menos incluso si fuera cierta su carreta de que no había votos de por medio y que quería unir a Colombia en torno a su genialidad.
Al otro día, cuando se conocieron detalles de la reunión de Juan Fernando Petro con los condenados en La Picota, se supo que no habló solo con Iván Moreno. También asistieron otros altos dirigentes políticos condenados por actos de corrupción –gobernadores, alcaldes y senadores–, incluidos parapolíticos. Y varios de los presos le dijeron a la Unidad Investigativa de Caracol TV –dirigida con reconocida seriedad por Ricardo Calderón– que con el hermano de Petro se había hablado de reducción de penas, entre el 20 y el 30 por ciento (https://bit.ly/37Qs9Gp), aspecto apenas obvio de tratar en una charla sobre perdones entre un político en campaña electoral y unos políticos encarcelados. El intento petrista de negar estas verdades terminó, como se verá, por la propia confesión del hermano de Petro.
Aunque los petristas y Gustavo Petro dicen que el hermano no fue en representación de la campaña presidencial, lo contrario afirmó Cielo Rusinque, alta dirigente del Pacto Histórico.
Periodista: “Perdón, Cielo, ¿esa invitación llega directamente de Iván Moreno a Gustavo Petro o por qué termina yendo a la cárcel La Picota su hermano Juan Fernando?
Cielo Rusinque: Sí claro, esa es una invitación que se extiende a no sé cuántas personas pero que llega a la campaña, razón por la cual se atiende para escuchar lo que tienen para decir o en qué medida quieren aportar en eso” (https://youtu.be/N3E49HRUpAk).
Una vez cogidos con las manos en la masa, y para embellecer su “perdón social”, Petro y los petristas señalaron que su jugadita no tenía nada que ver con las elecciones, que no había amnistías ni rebajas de penas en juego y que tampoco iban tras los votos que podían aportarles los familiares y amigos de los encarcelados, sufragios que no son pocos porque en Colombia hay 97 mil presos más sus familias y porque los capos políticos tras las rejas, por encarcelados que estén, mantienen relaciones con sus partidos políticos, sus contratistas y sus clientelas. Sería Gustavo Petro el primer candidato de la historia cuyas propuestas electorales –buenas o malas– no tienen entre sus fines conseguir más votos. Tan vivo; nos trata como si fuéramos idiotas.
Como otra derrota a la falsedad que busca imponer el petrismo, en entrevista con Cambio, Juan Fernando Petro terminó por reconocer que en su famosa visita a La Picota sí se habló con los presos de “perdón social” y de rebaja de penas, verdad que inicialmente negó (https://bit.ly/37qY3cz). A la revista Semana, de otra parte, también le reconoció esos diálogos en la cárcel y le contó que una carta de los presos dirigida a Justicia y Paz, él se la haría llegar a Gustavo Petro (https://bit.ly/3OkCA5E). Y también se supo que el hermano de Petro –a quienes a veces presentan como miembro de la Comisión Intereclesial de Paz, sin serlo– visitó La Picota en noviembre pasado, para reunirse con un condenado a 24 años de cárcel por cohecho y narcotráfico. (https://bit.ly/3EmgVWd)
Después de estallar el escándalo de La Picota, Gustavo Petro defendió en sus trinos su “perdón social”. Tanto, que hasta publicó un video con una intervención suya en la Comisión Primera del Senado en la que le propuso un pacto al propio Álvaro Uribe sobre una amnistía general –para favorecer a la totalidad de los acusados y condenados por todos los delitos–, propuesta que en general el país, exceptuando a Petro, rechazara días antes cuando en cita con la JEP la propuso Uribe. Las siguientes fueron las palabras con las que concluyó Petro su intervención:
“Si el doctor Uribe está de acuerdo en que haya un proceso de verdad y de reparación de las víctimas previo, a través de mecanismos concretos para otorgar una amnistía general, yo estoy de acuerdo”. (https://youtu.be/1wxtmNhey3k)
Como ya se vio, en los primeros días de este escándalo Petro trinó alardeando sobre su “perdón social”, una manera de justificar a su hermano en La Picota y la búsqueda de acuerdos con los presos. Hasta que el jueves pasado dio un volantín, se despachó con un discursito altisonante en el que cambió la tonada y pasó a victimizarse, a la par de que ni una vez –¡ni una sola vez!–, mencionó su tan mentado “perdón social” (https://youtu.be/A9Vu9-93WYM).
Así se pasó a una teoría de engaño más fácil de vender entre las gentes y les proporcionó a sus dirigentes una línea que no los avergonzara como la de defender lo indefensable, línea que muchos de ellos nunca defendieron, en tanto ahora sí repiten y repiten: “entrampamiento”, “conspiración” contra Petro y el petrismo. Revísenles los trinos y verán.
Y claro que cualquier realidad puede manipularse. Pero tiene alma de falsedad y engaño reducir estas verdades a una conspiración contra el pobrecito de Gustavo Petro. Porque son los actos los que lo condenan. ¿No fue él quien dijo que, con Iván Moreno, en las cárceles, se estaba tramitando su propuesta de “perdón social” y que hasta podía coincidir con Álvaro Uribe en el respaldo a una amnistía general? ¿No entró su hermano a La Picota a hablar con los presos sobre perdones y rebajas de penas? ¿No explicó Cielo Rusinque que Juan Fernando Petro actuó en la cárcel en representación de la campaña presidencial?
Como si fuera poca la engañifa, en el programa presidencial de Gustavo Petro no hay ni una sola palabra sobre una propuesta suya para los presos de Colombia ni se menciona el “perdón social”, con lo que se confirma que lo pretendido con los cautivos en las cárceles, sea lo que sea, incluía que los colombianos no lo supiéramos, astucia impresentable que también le dejaba la puerta abierta para ponerles conejo a sus electores tras las rejas.
Tiene que estar muy desesperado por la insuficiencia de sus votos y ser muy mañoso y muy irresponsable un candidato a la Presidencia que engaña de esta manera y que le intenta meter a Colombia un embuchado de tales proporciones. Y peor si es sobre un asunto de tanta sensibilidad y complejidad política como este.