Suponga el lector la siguiente situación: un médico joven, recién graduado y sin experiencia, se encuentra de repente con un abultado número de pacientes con cáncer. Pero en lugar de llamar a oncólogos expertos para diseñar y administrar los tratamientos adecuados para tan compleja enfermedad, tiene a bien llamar a sus pacientes para promover una lluvia de ideas y pedirles a los enfermos consejos sobre las alternativas de tratamiento. ¿Será acaso lógica esta aproximación médico - científica? Yo no creo.
Este ejemplo se parece mucho a la estrategia que en materia de empleo y crecimiento económico ha decidido seguir el joven e inexperto alcalde de Ibagué, quien hace frecuentes reuniones con diferentes sectores afectados por el desempleo y la crisis económica para encontrar en ellos las soluciones mágicas a los graves problemas que padece la ciudad. A la fecha, que yo sepa, de estos coloquios no ha resultado un planteamiento de fondo ni una estrategia realista, sensata y viable no solo para reactivar el empleo, sino para evitar que la actual coyuntura económica y social generada por la pandemia siga cobrando más empleos en la capital del Tolima.
No hace falta ser un gurú de la economía para adivinar que en la próxima medición del DANE sobre desempleo (trimestre móvil mayo-julio 2020) que será revelada en contados días, la ciudad saldrá nuevamente mal librada. Puede que la apertura de algunos sectores y la flexibilización de la cuarentena de alguna manera hayan contribuido a frenar el crecimiento del desempleo que venimos registrando con mayor crudeza desde el mes de marzo y que de pronto la cifra que nos muestre el DANE sea menor al 37,6% de desempleo registrado en junio. Pero aún así, los números seguramente revelarán que seguimos atravesando una azarosa tormenta social y económica, sin que el timonel de este barco parezca tener una estrategia para superar el temporal ni mucho menos para saber a qué puerto deberemos llegar finalmente.
Es cierto, como lo evidencian las cifras de desempleo y pobreza entre enero de 2016 y diciembre de 2019 (Ver: "Ibagué tiene media población desempleada y solo hay silencio en la Alcaldía, en los gremios y en la academia": Eduardo Bejarano), que la administración anterior dejó a la ciudad en un lamentable estado, lo que ciertamente hizo a Ibagué mucho más vulnerable a los embates de la actual crisis. Sin embargo, a estas alturas ya no resulta viable ni creíble utilizar el espejo retrovisor para buscar las culpas en los fracasos y fracasados de antaño. ¿Qué está esperando el alcalde? ¿Cuándo entrarán en acción sus planes y programas para generar y recuperar el empleo?.
El alcalde Andrés Fabián Hurtado aún está a tiempo de tomar correctivos y enfrentar el desempleo coyuntural con decisión y seriedad. Es tarde pero aún tiene margen de maniobra. De no hacerlo, los costos sociales tanto en desempleo como en mayores niveles de pobreza serán catastróficos, lo que de carambola tendrá un efecto altamente negativo en la casa política que apalancó su aspiración electoral, lo que le abrirá la puerta de par en par a alguna apuesta populista que, como siempre pasa con los irresponsables populismos, termine ahondando nuestros ya múltiples predicamentos. ¿Será recordado Hurtado como el alcalde del desempleo? Solo él y sus ejecutorias tendrán la respuesta.
Post Data: Nuevamente parece ser temporada de pasquines y anónimos. Esta vieja costumbre, tan arraigada en las costumbres políticas de la región, no es otra cosa que arma de cobardes, medrosos, mediocres y pusilánimes. La bajeza de afirmaciones hechas desde la clandestinidad en contra de cualquier persona, sea ésta pública o no, debe ser rechazada de manera contundente e investigada por las autoridades. Bienvenidas las diferencias, las denuncias, las críticas y los cuestionamientos, pero de frente, dando la cara, con nombre propio, pues entre otras cosas hay suficientes garantías legales y constitucionales para ejercer la libertad de expresión.