Hablemos sobre algunos realities pero antes, ¿todo bien en casa?
El impacto de los realities shows en la sociedad y cómo estos afectan a las personas y familias es una problemática que merece nuestra atención. Como ciudadana preocupada, deseo abordar este tema y destacar la responsabilidad que tenemos todos, incluidos los televidentes, en este fenómeno.
Primero que nada, quiero dejar claro que no apoyo conductas que perjudiquen a otros seres humanos, sea quien sea, pero entiendo que cada quién debe responder por sus actos.
Como actriz, entiendo cómo funcionan estos programas y quiénes son los verdaderos beneficiarios mientras nosotros en casa sintonizamos contenidos que a menudo son críticos y destructivos.
En los últimos días, no pasa desapercibido el hecho de que las redes sociales en Colombia se han visto saturadas de comentarios relacionados con este tipo de programas. Si este tipo de contenido no le agrada, la solución es simple: no participe. Si está preocupado por el impacto negativo en la sociedad y en las nuevas generaciones, la clave está en no otorgarles poder. Evite comentar, dar “me gusta” o participar en algo que en última instancia no le beneficia.
Al consumir este tipo de contenido, alimenta a grandes compañías que a menudo recurren al abuso y la manipulación con el único propósito de vender, y sí, usted forma parte de este ciclo.
Es crucial recordar que ninguno de nosotros ha convivido con las personas que aparecen en estos programas, por lo tanto, es sensato abstenerse de tomar partido. Todos hemos cometido errores en la vida, por lo que lo correcto es comenzar por uno mismo antes de señalar a los demás.
Como ser humano, reitero que no respaldo comportamientos que dañen a otros. Sin embargo, es importante recordar que no podemos juzgar a los demás si no queremos ser juzgados. Esta también, es una llamada a la compasión y a reflexionar sobre el tipo de contenido que respaldamos.
Es perjudicial que grandes empresas llenen sus bolsillos a expensas de la destrucción de otros, así como también es perjudicial que nosotros expresemos nuestras opiniones desde la ignorancia de la situación. Incluso si conociéramos lo que sucede detrás de escena, deberíamos permitir que cada individuo se enfrente a su propia conciencia y realice su propio trabajo personal.
En conclusión, es crucial examinarnos a nosotros mismos y ser conscientes del tipo de contenido que apoyamos. Debemos priorizar temas importantes como el hambre, los problemas ambientales y la justicia en lugar de contribuir al circo mediático de los realities shows.
Las grandes empresas han encontrado en estos formatos una manera de lucrar a expensas de la desdicha ajena. Las marcas se suman a esta tendencia y los medios de comunicación, ávidos
de audiencia, exprimen sin piedad a las personas involucradas. Estas personas, que eventualmente dejarán estos espacios, se enfrentarán a una realidad muchas veces distorsionada, observando cómo sus vidas han sido desgarradas mientras el mundo sigue su curso, y los medios ya estarán encaminados hacia el próximo reality show.
¿Quién realmente alimenta a este monstruo que gana cada vez más popularidad, exponiendo no solo los valores de los participantes, sino también de quienes sintonizan estos programas? La respuesta, una vez más, radica en una autoevaluación profunda.
Por otro lado, no podemos eximir de responsabilidad a quienes deciden participar en este tipo de espectáculos, donde los contratos, la gran mayoría de veces, suelen favorecer totalmente a la empresa dueña del mismo.
Sin embargo, es crucial leer detenidamente lo que se firma y comprender ¿qué estamos poniendo en juego? y si realmente vale la pena. Aunque el factor económico cuente, hay aspectos que el dinero no puede comprar. Por lo tanto, esta decisión debe ser analizada minuciosamente por los participantes y los involucrados antes de tomar una decisión. No todo vale la pena por 15 minutos de fama.
Hay varios aspectos que deben ser analizados, pero sin duda hemos perdido el interés por un entretenimiento sano, inteligente y elaborado. La inmediatez de las redes sociales y la búsqueda de la fama sin méritos es una tendencia creciente, donde cada vez menos niños muestran interés en contribuir productivamente a la sociedad.
El sueño de ser astronauta ha sido reemplazado por el deseo de “ser famoso” en TikTok. En esta sociedad moderna, el verdadero ganador es quien puede destacarse sin esfuerzo ni inspiración, lo cual es preocupante.
No obstante, lo que verdaderamente debemos cuestionar es quiénes están detrás aplaudiendo, opinando, juzgando, riendo o difundiendo odio en torno a este contenido vacío que se encuentra en las redes sociales, en los realities o en medios de comunicación aparentemente serios. Actualmente, vemos cómo estos medios publican cualquier noticia simplemente para sumarse a la tendencia del momento, en busca de obtener clics, likes o cualquier forma de atención que beneficie a sus marcas.
Es momento, como sociedad, de mejorar significativamente, comenzando por hacernos las preguntas correctas. Si usted, quien lee esta columna, está preocupado por las conductas de los demás, comience por evaluar las suyas y esfuércese por ser la mejor versión de sí mismo. De esta manera, al igual que elige cuidadosamente la comida que lo nutrirá o enfermará, seleccione también el contenido que alimentará su mente y descarte aquel que no contribuya positivamente. No se olvide que es usted quien tiene el control.