Un día en un ascensor, una señora me dijo: “Estamos mamados, no, ¡remamados!”, a lo que un joven agregó “de los mismos con las mismas”. Y por donde voy, entre costeños y cachacos, trabajadores y empresarios y del estrato uno al veinte, escucho igual reclamo. Al país se le llenó la tasa, ya no con los unos o con los otros, como ocurrió en el plebiscito, sino con los unos y los otros, refiriéndose a los que han mandado en Colombia, hecho político nuevo al que le sirvió de detonante el escándalo de Odebrecht.
Son muy exitosas en las redes una foto de 1940 en la que aparecen, como Presidente y ministro, los abuelos de Juan Manuel Santos y Germán Vargas, el recuerdo de que Santos fue ministro de Gaviria, Pastrana y Uribe y la constancia de que a Ordóñez lo eligieron primero los uribistas y luego los santistas, verdad que se explica porque en el Congreso un santista suele ser un ex uribista. ¡Y no pocos andan en trance de voltearse otra vez!
Tanta irritación con “los mismos” tiene sobradas razones, empezando por la situación económica y social, en particular desde 1990 cuando, todos ellos –Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe y Santos–, decidieron aplicar “las mismas” políticas en contra del progreso del país, políticas que destruyen el agro y la industria, desemplean o envilecen la calidad del empleo, maltratan a la clase media, agravan la desigualdad social y hacen de la salud y la educación negocios de mala calidad.
Una prueba a la mano: entre el 2003 y 2010, el dólar bajó de 2.877 pesos a 1.897 –Enfermedad Holandesa–, nivel donde se mantuvo hasta el 2014, presionando el reemplazo de la producción y el trabajo nacional por el extranjero. Mientras tanto, les ha ido muy bien a las trasnacionales y a unos cuantos nativos, en especial, a los que buscan la riqueza rápida y fácil, no a partir de crearla, con dedicación y esfuerzos, sino apropiándosela mediante maniobras especulativas y corruptelas.
Si algo además nos tiene hasta la coronilla, es la descomunal corrupción, la pública y la privada, la nacional y la trasnacional, originada en un acuerdo político que viene desde el Frente Nacional, al igual que el descaro con el que actúan “los mismos” en clave de “nosotros mandamos aquí”, tan bien ilustrado por el pacto de impunidad en torno a Odebrecht, el fiscal anticorrupción corrupto, la Corte Suprema y Martínez Neira y por su decisión de violar la ley para impedir que se revoque a Peñalosa, al que repudian el 80 por ciento de los bogotanos.
Tanta mamadez contra “las mismas” políticas también se explica porque por fin fracasó la calculada división con la que “los mismos” han manipulado la política en el país. Primero, cuando envenenaron a los colombianos para obligarlos a escoger entre los jefes del liberalismo y el conservatismo, mientras entre ellos pescaban en su beneficio y en el de otros cuantos. Y luego, también a través de los partidos hijastros que crearon “los mismos” para continuar con “las mismas”, negándole a Colombia hasta su potencialidad de crear riqueza y llevándola a una de las peores desigualdades sociales del mundo, tanta, que está en la base de la crisis empresarial porque en el país no hay ni a quién venderle.
Lo que se decidirá entonces en 2018 es si se vota continuismo o cambio, es decir, si se elige a otro de “los mismos” o a una opción diferente, que le inicie la modificación del rumbo del país, derrote la corrupción, consolide el proceso de paz e impulse en serio una economía de mercado en la que de verdad se estimule que se cree más riqueza y se reduzca la pobreza. Con este fin, con Claudia López y Sergio Fajardo, y nuestras respectivas organizaciones, acordamos construir una coalición para ir unidos en una lista al Senado y una sola candidatura a la Presidencia (Para los detalles: http://bit.ly/2xzEf2r). Bienvenidos todos a esta lucha para que por fin le toque a Colombia.
Coletilla: la Contraloría acaba de confirmar nuestras acusaciones en el caso Navelena Odebrecht Banco Agrario. El crédito de los 120 mil millones de pesos sí se hizo violando las normas, la plata está perdida y 50 mil millones de esos fueron para pasarle al Banco Agrario una deuda mala que Navelena tenía con el Banco de Occidente (http://bit.ly/2hoXCFh).