El partido Conservador Colombiano al que pertenezco estoicamente no es que pase por una crisis como dicen avezados politólogos, es que hace rato dejó de ser un partido político para convertirse, como lo dije en una columna, en la meretriz que se toma o se deja de acuerdo a lo que quieren sus clientes.
Que un expresidente, por malo que haya sido, reniegue del partido Conservador como lo hace Andrés Pastrana Arango, o que una excandidata que a nombre de la colectividad logró arrancarle más de dos millones de votos al candidato que dijo Uribe y ahora reniegue de ser azul y aspire por firmas, son pruebas disientes que será muy difícil o casi imposible sacar la cabeza del estanque para poder respirar.
La fuerza que decide, así sus jerarcas comenzaron el periplo de las rémoras, es decir, no aspirar al poder con ideas, proyectos, programas o con reformas sobre lo fundamental, como reiteró Álvaro Gómez Hurtado, sino que la vía fácil y sin esfuerzo, era pegarnos al que tenía la posibilidad de ganar. Por eso somos cómplices y no pasivos, de los dos últimos gobiernos pero de cara a un nuevo proceso electoral, no tenemos cómo participar dignamente.
Cómo se le puede decir al elector, en especial al elector joven, que el partido Conservador, el que siempre respetó la institucionalidad, los valores éticos y morales de la política, algunos de sus connotados miembros hacen parte de la corrupción que carcome el país y que ya no es la guerrilla el caballito de batalla de todos nuestros males, sino que ahora somos nosotros los que nos creíamos de mejor familia, que en nuestras manos estaba el mejor futuro, porque éramos la fuerza que decide.
Cómo sustentar que el presidente del 'glorioso' partido Conservador, este llamado por la Corte Suprema de Justicia a que responda por cargos relacionados con el carrusel de los togados y que sus directivas, en lugar de respaldar las investigaciones, respalden al señor Hernán Andrade, para que investido de tan importante cargo sea un medio persuasivo para con los investigadores.
Cómo decirle al electorado, que por los votos de nuestros parlamentarios se han hundido las reformas a la justicia y que con el tiempo y los hechos, la fuerza que decide participó activamente en profundizar la crisis, porque lo más importante era participar en las puertas giratorias que permitiera que los Andrades, Gerleins y cuanto cacique venido a menos no desapareciera.
Construir un discurso sin retórica es posible. Llegar al elector con propuestas realizables, es viable. En la política el solo ser bueno no sirve hay que ser inteligente pero al servicio de la gente.
Claro, habrá uno que otro que diga que no estamos tan mal pues a los liberales, según Alfonso Gómez Méndez, lo rige una “camarilla” pero igual, ¿cuál es la diferencia?.