Algunos dirán que se vuelve uno monotemático con el tema del alcalde de Ibagué, Guillermo Alfonso Jaramillo, pero que se le puede hacer cuando él mismo se encargó de llenarnos de expectativas y que todo lo que iba hacer era histórico para la ciudad pero tal parece que tocará revivir nuestra propia historia.
Con el cuento que él es un hombre honesto, que no roba, que es pulcro, diáfano y cuanta virtud se auto proclama, la verdad, muchos ibaguereños le creyeron pero del “dicho al hecho hay mucho trecho”, como decimos nosotros los hoy abuelos.
Se proclamó a los cuatro vientos como petrista, de lo cual nosotros no tenemos la culpa pero tal vez por esa connotación cree que la ley no se le debe aplicar porque se estaría violando el DIH y que por haber sido elegido, la CIDH lo protege. Su posición ante la crítica y la denuncia, no la asume como un demócrata, no, lo hace con soberbia, con ínfulas de estar refundando la patria chica, que tampoco es la de él.
Para empezar, llegó a la alcaldía en una campaña poco ética, aprovechando que el enterrador del Partido Liberal es su hermano y que ante la tribuna mostraban un conflicto insalvable entre hermanos, falso de toda falsedad. Con escoba en sus manos, anunció “barrer las ratas de la corrupción”, se subió a los tubos que simbolizan aún la corrupción del Ibal, para anunciar su lucha contra el flagelo que como herencia dejo su antecesor. Anunció Alianzas Público Privadas (APP), teleférico, movilidad, obras de infraestructura, colegios de última generación, terminación de escenarios, etc, su obra estaría enmarcada en cuatro pilares que conforman su Plan de Desarrollo: agua, cultura ciudadana, seguridad integral y paz”, todo a 7 meses de terminación de su mandato está por verse.
Con relación a las APP, nos dijo, por ejemplo, que la construcción del nuevo edificio de la alcaldía se haría por este sistema, para lo cual feriaría el lote de la 60 con quinta, así como el Centro Multipropósito vendiendo la plaza de las ferias, y una a una, las doce alianzas quedaron en promesas. El Panóptico se ha caracterizado por seguir enterrando millardos sin control y aún sin un futuro y para emular la Roma Imperial nos ofrece Panem et circenses ( Pan y Circo) por valor de tres mil millones de pesos con el señor Carlos Vives. Proceso que por su torpeza jurídica y legal, con inclusión de baile de la contratista solicitando el pago del 50% frente a la alcaldía, quedó en el limbo pero con connotaciones futuras desastrosas para el municipio y que desde ya tendría que tener consecuencias para el señor Jaramillo y su amanuense secretario de hacienda, claro, si los órganos de investigación no estuvieran en manos de los mismos que dilatan y engavetan los procesos.
Su mandato se ha caracterizado por la camorra, por no escuchar a la ciudadanía, por intentar ser un superhéroe como Superman, Flash, Rayo Negro, Silver Surfer, Spider-Man, Wolverine, Thor, Mystique, Batman, Iron Man, Lagarto y el Hombre de Hielo, o todos juntos, porque todo lo que hace es histórico, como escrituras nocturnas, contratos de alumbrado público con beneficio de una familia. Su pasó por la alcaldía dejara la estela de investigaciones e imputaciones de cargo como ocurrió siendo funcionario en la alcaldía de su héroe, Petro.
Como estrategia de campaña, en otro hecho histórico, se dedicó a lo único que le ha salido bien, instalar en cada barrio, los parques biosaludables cuyos costos y contratista nadie sabe ni conoce. Y hablando de campaña, en otra promesa incumplida, pretende dejar en su puesto a un delfín en la política pero que es una ballena con el erario.
Bochornoso fue el espectáculo que monto el 26 de octubre de 2018, cuando junto a su candidato Alberto Girón, inauguraron el acueducto complementario, para lo cual cambiaron diseños para favorecer entre otros, a un precandidato del Centro Democrático en cuyos predios instalaron un tanque de agua sobrevalorado y a los predios de su tal agrópolis que beneficiaría a diez mil agricultores, cuando se saben que solo cinco familias son las propietarias de esas inmensas tierras, pasando por el de su consanguíneo.
Para rematar su faena, la administración otorgó los permisos a la ANI para llenar a Ibagué, de bolardos, segregadores viales, paso peatonales que no conducen a ningún lugar, para tapar su fracaso en la movilidad.
Mientras la ciudad reclama lo que el alcalde prometió, Guillermo Alfonso Jaramillo, manda a lideresas a comer toneladas de excremento porque su pobreza no está en el bolsillo sino en su cabeza, por lo que no es extraño que al interior de su administración funcionarios y aún contratistas, cansados de tanta arbitrariedad denuncien ante el Olfato.com la corrupción que con tanta fuerza anunció en su campaña política y que como su antecesor terminará ídem.