Hace unos meses, los ministros de Hacienda, Minas y Comercio anunciaron que una vez la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) diera las cifras oficiales de las reservas de gas y petróleo de 2022, decidirían sobre los nuevos contratos de exploración. Crearon así las expectativas de que el gobierno abandonaría su populismo ambientalista y su irresponsable política contra los hidrocarburos.
Confirmándose que la ministra de Minas, Irene Vélez, sí manipuló las cifras en Davos, la ANH ratificó que son muy escasas las reservas, escasez que amenaza en materia grave la economía nacional. Porque las de petróleo apenas alcanzan para 7,5 años de consumo y las de gas para 7,2, una baja considerable sobre 2021.
Por su parte, el especialista Julián García dio las razones técnicas por las que ese informe quiere decir que las importaciones de gas empezarán en 2025-2026, a precios del doble o el triple de los actuales (Ver enlace 1). Pésima noticia.
Pero la ministra de Minas anunció que seguirán con la política de no firmar nuevos contratos para petróleo y gas porque solo buscarán más reservas con técnicas de recobro mejorado en yacimientos en explotación, técnicas que no resuelven el problema y producen a costos mayores.
Cuando es obvio que, para aumentar las reservas, lo sensato es hacer recobros mejorados y, además, firmar nuevos contratos para que haya más pozos y más producción, como lo hacen todos los países petroleros del mundo distintos a Colombia.
A su vez, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, fue capaz de respaldar a la Ministra diciendo que “no me asustan” las reservas escasas. Lo que nos faltaba en Colombia: un Ministro irresponsable, pero, eso sí, muy macho, repitiendo hasta lo más absurdo que le dicte su jefe. ¿Qué dirán sus compañeros economistas?
Y Petro salió a respaldarlos con sus sofismas de siempre, de los que de verdades saca conclusiones falsas, como en 2018 cuando hizo el oso de proponer reemplazar los hidrocarburos por aguacates y hace ahora hablando de sustituirlos con turistas. Charlatanerías.
Esto sucede en Colombia, y solo en Colombia, porque hay consenso internacional sobre un hecho probado: que en 2050 el consumo de petróleo en el mundo será del orden de 95 millones de barriles día y que el de gas será de cerca del doble. Pues ningún país puede reemplazarlos de un día para otro con otras energías, así haya bienvenidos avances en el consumo de solar, eólica, hidráulica y atómica (ver enlace 2). Engañan entonces quienes digan –doctores Petro, Vélez y Bonilla– que Colombia puede eliminar en el mediano plazo el consumo de hidrocarburos. Luego o los producimos más baratos o se importarán más caros, haciéndoles el mandado a otros países.
Pero lo peor de esta historia es que Petro y sus ministros ni siquiera intentan sustentar con argumentos y cifras lo que dicen, que nunca han pasado de ser unos cuantos disparates de falso e infantil ambientalismo, con lo que en la práctica se imponen es con autoritarismo: “¿Es que ustedes no saben quiénes somos?”.
Completa su arbitrariedad la denuncia del exministro de Minas, Amylkar Acosta, sobre que la ministra Irene Vélez, mediante resolución ilegal de su autoría, le está imponiendo a la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) gastarse $885.000 millones en fines distintos a los de su mandato legal (ver enlace 3).
Contraloría y Procuraduría deben actuar contra estas conductas y vigilar que los amigos de Petro en Ecopetrol no la conviertan en caja menor de sus concepciones irresponsables y politiqueras de falso ambientalismo.