Las jornadas de protesta y jolgorio que vivió nuestra ciudad el día de ayer suponen un reto en materia de orden público y sentido de autoridad para la administración del Ingeniero Andrés Fabián Hurtado, pues tal parece que muchos se creen con permiso de hacer lo que les venga en gana. Solamente ayer, las cifras del Ministerio de Salud señalaban que Ibagué se acercaba a los 13.500 casos confirmados de COVID-19 con cerca de 364 muertos por causa de dicho virus. Y peor aún, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que sus estimaciones suponían que el 10% de la población mundial ya habría sido contagiada por el COVID. Si esto es así, Ibagué tendría entre 50.000 y 60.000 casos.
Pero en medio de este panorama tan complejo, ayer hacia el medio día, los taxistas decidieron bloquear puntos neurálgicos de la capital, generando no solo trifulcas sino monumentales trancones y graves afectaciones a la maltrecha actividad comercial en la ciudad. Pero ante esto, la queja de muchos ciudadanos en redes fue la notable ausencia de las autoridades locales para resolver tan irresponsable protesta.
Para acabar de completar el festín del desorden, el caos y la irresponsabilidad, no solo se registraron las ya frecuentes caravanas de motociclistas que claramente se burlan de la autoridad local, sino que cientos de hinchas del Deportes Tolima organizaron una multitudinaria caravana que se concentró sobre las 8:00 pm en el parque Murillo Toro, a tan solo dos cuadras de la alcaldía de Ibagué, tal y como lo registran decenas de videos que circulan en las redes sociales. Irresponsables, imprudentes e insensatos, tanto taxistas, motociclistas como hinchas del DT, que en medio de la peor crisis sanitaria de la historia local desconocen los riesgos que sus acciones imponen a la sociedad local en su conjunto. ¡Ojalá en 15 días no estén rogando por una Unidad de Cuidado Intensivo!
Pero más allá de estas actitudes propias de sociedades bárbaras, es claro que cientos de ibaguereños no advierten en Hurtado y su administración unas figuras de autoridad, por lo cual el desorden social es pan de cada día. Y precisamente por la laxitud y falta de medidas contundentes ante los que alegremente retan la autoridad municipal a diario, es que muchos en la ciudad creen que pueden hacer lo que les venga en gana. Ojalá la alcaldía nos informe hoy mismo cuántos comparendos se impusieron a taxistas y motociclistas por los desordenes vividos en la ciudad. ¿O es que para ellos la ley no existe?
Así las cosas, o el alcalde impone la mano dura y se hace respetar, o el caos seguirá en aumento a la par del COVID, con las consecuencias que en términos económicos y de salud pública vamos a terminar pagando todos. Estoy completamente seguro que el grueso de la ciudadanía ibaguereña apoyaría al burgomaestre en la toma medidas categóricas para imponer el imperio de la ley, pues finalmente la mayoría queremos vivir con tranquilidad, orden, paz y seguridad. Alcalde: ante situaciones extremas, medidas extremas enmarcadas en el ordenamiento legal de nuestro país. ¿O será que le tocará al Gobernador Orozco asumir el manejo del orden público local? Esperemos no llegar a tanto…