En Ibagué, como en muchas otras ciudades, la salud mental se ha convertido en un tema crítico, especialmente entre la juventud. La falta de apoyo adecuado y recursos accesibles para abordar estos problemas ha llevado a situaciones alarmantes.
Solo por mencionar dos casos cercanos que conozco, una joven que, tras ser agredida sexualmente y no recibir la protección adecuada del estado, se encontró al borde del suicidio, o el de un joven luchando contra la ansiedad y la depresión sin un proyecto de vida claro, son reflejos de una crisis más amplia que afecta a miles. Estas experiencias, evidencian una dura realidad que enfrentan muchos jóvenes diariamente.
En un intento de buscar ayuda, las respuestas suelen ser insuficientes. Como en el caso de la joven que intentó suicidarse, las líneas de apoyo ofrecidas por las autoridades locales a menudo solo sugieren visitar a un psiquiatra o psicólogo, pero obtener una cita puede tomar meses, y los centros de atención para jóvenes con problemas de salud mental están frecuentemente saturados y sin disponibilidad.
Esta situación se ve agravada por las altas tasas de suicidio en Ibagué, un tema que ha sido normalizado con preocupante indiferencia. Según la Secretaría de Salud de Ibagué, entre el 2020 y el 2023 se identificaron 3.614 intentos de suicidio, pero esta cifra po}dría no reflejar la totalidad del problema. Es importante considerar que muchos casos de intentos de suicidio no se reportan, lo que implica que la cifra real puede ser aún mayor.
Este no es solo un problema de salud, sino también de educación. Es fundamental enseñar desde las primeras etapas de la vida a pensar positivamente, desarrollar la empatía, fomentar un proyecto de vida, aceptarse a sí mismo, manejar los fracasos, y adquirir habilidades socioemocionales.
Además, es crucial aprender a filtrar la información que se consume en redes sociales, que a menudo presentan una realidad distorsionada y crean expectativas de vida irreales. Una mayor inversión en educación emocional podría prevenir gastos significativos en salud a largo plazo. La prevención debe ser una prioridad.
Sin embargo, una de las grandes barreras para abordar efectivamente esta crisis es la falta de datos actualizados. No se dispone de estadísticas recientes que permitan comprender la magnitud del problema en Ibagué. Para abordar eficazmente la crisis de salud mental en Ibagué, es esencial realizar una encuesta exhaustiva que indague sobre el estado emocional, el bienestar psicológico, la salud mental, la vida comunitaria y el nivel de vida de las personas.
Medir el progreso no debe limitarse solo a términos económicos, sino que también debe incluir cómo mejoran nuestras vidas, nuestro bienestar y nuestra calidad de vida. Esto ayudaría a identificar las comunidades más afectadas, generar alertas tempranas y detectar problemas para intervenir de manera oportuna. Esta medida sería un paso crucial para desarrollar estrategias de prevención y tratamiento adecuadas, garantizando que los y las jóvenes reciban el apoyo y los recursos que merecen.
El consumo cultural juega un papel crucial en este aspecto. Está científicamente comprobado que el contacto con las artes mejora significativamente la salud mental y física. En el Reino Unido, por ejemplo, existe la "Academia Nacional de Recetadores Sociales (The National Academy for Social Prescribing – NASP)” donde a las personas, en lugar de prescribirles medicamentos, se les recomienda participar en actividades artísticas y culturales como asistir a un concierto, visitar un museo o participar en un grupo de arte o deporte. Esta práctica ha demostrado ser efectiva para mejorar las interacciones sociales, reducir el estrés y disminuir el aislamiento social y la soledad.
La situación de salud mental en Ibagué demanda una respuesta urgente y bien coordinada, que abarque tanto la salud como la educación. La nueva alcaldesa de la ciudad, con su experiencia previa como secretaria de Salud, enfrenta un desafío significativo en este campo. Su conocimiento y liderazgo son clave para implementar los cambios necesarios que la comunidad espera con urgencia.
La inversión en la salud mental es esencial no solo como respuesta a las necesidades actuales, sino también como una inversión en el futuro de Ibagué. La comunidad de Ibagué merece un sistema integral que no solo atienda las crisis de salud mental, sino que también se enfoque en medidas preventivas.
Este es el momento de abrir un nuevo capítulo en el bienestar y la calidad de vida de los y las ciudadanas de Ibagué, uno que garantice un futuro más saludable y resiliente para todos y todas.