Las elecciones son momentos cruciales de reflexión y decisión sobre el futuro. En esta coyuntura electoral, Ibagué emerge como ejemplo palpable de la compleja interacción entre progreso económico, percepción ciudadana y el genuino desafío de garantizar bienestar para todos.
Indudablemente, Ibagué ha mostrado avances significativos en sus indicadores de pobreza monetaria y extrema durante 2022.
Un descenso del 44.5% en 2021 al 40.9% en 2022 en pobreza monetaria, y del 19% en 2021 al 17.6% en 2022 en pobreza extrema, sumado a un incremento en el ingreso per cápita de la unidad de gasto ($756.000 en 2021 a $921.594 en 2022), evidencian una tendencia positiva y esfuerzos sostenidos. No obstante, no podemos limitarnos solo a estos datos.
Contrastando estas cifras con las líneas de pobreza del Dane, emerge una realidad inquietante: muchos ibaguereños aún subsisten bajo estos límites, careciendo de los recursos esenciales para una canasta básica. Sin embargo, es la percepción ciudadana la que resalta aún más este panorama.
Pese a los avances cuantificables, la Encuesta Nacional de Calidad de Vida del Dane 2022 revela que cerca de la mitad de los ibaguereños, exactamente el 48.1%, se percibe aún en situación de pobreza. Estas impresiones, sumadas a la sensación de que para un tercio (37.1%) los ingresos son insuficientes y a que muchos (32.8%) sienten que su situación económica no ha mejorado respecto al año previo, desnudan un malestar subyacente.
Es desconcertante que en una ciudad con progresos económicos, 149.619 personas teman no tener qué comer. Aún más alarmante es que 62.427 hayan omitido una comida y que 52.500 hayan experimentado hambre sin poder saciarla por falta de recursos. Es un llamado a la reflexión colectiva y a la acción gubernamental.
En este contexto, el sentir ciudadano sobre el incremento salarial trasciende las estadísticas. Aunque los números indican avance, precisamente en valores nominales, la percepción general sugiere que dicho crecimiento no se ha convertido en bienestar tangible para un gran sector de la población, es decir, el 59.5% no tiene mayores posibilidades con respecto al 2021 de comprar ropa, zapatos, alimentos, etc. (el incremento de ingresos en valores reales no fue suficiente).
Frente a este panorama, los candidatos enfrentan un desafío titánico. Las cifras, aunque esenciales para la planificación y ejecución, deben ir acompañadas de políticas que aspiren a transformar genuinamente la vida de la gente.
En este punto de inflexión, los futuros líderes deben afrontar con coraje, empatía y resolución el desafío. Ibagué anhela no solo resultados tangibles, sino una visión y estrategias que impacten de manera positiva en la cotidianidad de sus ciudadanos.