Un cierto aroma de encanto, amor, ternura y alegría me invade cuando pronuncio la palabra hogar, que enmarca personas, familia y amor.
Saber diferenciar familia, casa y hogar nos permite disfrutar de la relación que hay entre estos conceptos que van unidos, pero que a la vez tiene un rango de importancia que nos lleva a vivirlo y entenderlo de manera diferente.
La casa que siempre soñamos, es el lugar donde habitamos y deseamos de alguna manera tenerla acogedora para que todos sus miembros se sientan bien.
Mientras que la familia, como muy bien lo ha dicho el papa Francisco "Es un grupo de personas llenas de defectos, que Dios reúne para que convivan con las diferencias y desarrollen la tolerancia, la benevolencia, la caridad, el perdón, el respeto, la gratitud, la paciencia, el derecho, el deber, los límites, en fin que aprendan a amar: haciendo por el otro lo que le gustaría que hicieran por sí mismos. Sin exigir de ellos la perfección que aún NO tenemos. No nacemos donde merecemos sino donde necesitamos evolucionar".
Y el término hogar lo denominamos, el lugar donde vivimos las personas, permitiéndonos confort, pertenencia, seguridad, tranquilidad y especialmente el amor.
Es en el hogar donde las personas transcurrimos gran parte de nuestro tiempo, disfrutando de grandes momentos que le aporta vida a sus seres queridos, por esta razón, el hogar se debe convertir en el espacio ideal, donde todos los miembros de la familia, disfruten, rían, estrechen sus relaciones mediante una serie de virtudes, tales como el respeto, la comprensión, la confianza, la alegría, la camaradería, y el perdón, proporcionando el desarrollo integral del ser humano, aceptando a cada persona, tal cual como es, como seres únicos e irrepetibles.
Es reconfortante cuando las personas que habitan el hogar y forman familia, desean con gran ilusión llegar a su casa, sabiendo que lo esperan con ilusión para compartir una cena familiar, un juego de mesa, hacer una oración juntos o simplemente sentarse a conversar o dialogar acerca de cómo fue su día.
El sentirse escuchado hace y permite que la persona se sienta importante y amado como solo lo suele hacer la familia, el lugar ideal donde descubrimos y vivimos el amor a través de nuestras imperfecciones, luchando por ser mejor cada día, buscando y construyendo la felicidad de las personas a quien amamos.
Construyamos hogares cálidos, llenos de afecto, ternura y comprensión, que propicien ambientes acogedores e íntimos, donde el individuo sea más persona a través del ejemplo, la autoridad y el amor; hogares y familias que impacten en la sociedad y sean ejemplo a seguir, no casas lujosas llena de muebles finos, admirada, mas no deseada para vivir.
La familia es el sistema social más importante donde la persona aprende a amar y ser amado a través de la convivencia y la interacción.
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