Un reto de amor familiar: la pubertad y la adolescencia de los hijos
Mi vida profesional gira alrededor de atender consultas, asesorías familiares, dictar charlas, conferencias, estudiar y entregar lo mejor de mí a quienes atiendo y, en especial, a mi familia.
En los últimos meses he atendido muchas consultas de padres con hijos adolescentes; también he dictado charlas y talleres sobre pubertad y adolescencia, temas que se convierten en un nuevo reto para estudiar y profundizar acerca de la importancia del conocimiento que deben tener los padres de familia sobre esta edad, para que comprendan por qué deben ponerse en el lugar del hijo/a, para poder entenderlos aún más, tenerles mucha paciencia y amarlos por montones.
Para lograr conocer y entender estas edades, se debió haber comenzado desde la primera infancia, con hábitos, límites, disciplina, diálogo, espacios a solas con los hijos, y, ante todo, ejerciendo una buena autoridad. El ejemplo como padres y el modelo como esposos y padres también son claves.
Bendita pubertad y adolescencia, edades que te llevan como padre y madre a conocer más del tema, a profundizar y estudiar acerca de las características de estas edades, ojalá pudieras estar al día y logres entrar a su mundo: jergas, canciones, series, ambientes, lugares que visitan, páginas de internet, redes sociales, juegos, drogas, sexualidad y todo aquello que los atrapa en tiempo, motivación y dedicación.
¿Para qué saber y conocer todo esto? Para conocer y poder entender más a tu hijo/a, y puedas con argumentos hablar con ellos, darle explicaciones apoyadas en la experiencia, verdad y amor. Como no debes delegar esta educación en nadie más, la afectividad, la sexualidad y todas sus manifestaciones son responsabilidad de los padres, y se podría decir que casi exclusivamente de ustedes.
En este orden de ideas, estos serían los pilares en los que te debes apoyar para liderar como padre y madre de familia la vida de tu hijo/a púber y adolescente, para que disfruten esta etapa tanto como ellos; eso sí, siendo primero papá y mamá, su autoridad principal y nunca perder el norte al pretender ser un amigo más.
Amor: es el motor que te empuja y te lleva a entregar lo mejor de ti como el autor de su vida. Darlo todo, ellos te necesitan, más que a nadie.
Autoridad: es llevarlos a crecer de manera integral, autoridad prestigio a través del ejemplo y la coherencia de vida; cuida esto.
Tiempo: tan necesario para ellos, como la alimentación. Dedícales tiempo, tiempo y más tiempo. Que estés abierto para cuando ellos necesitan que los escuches, los acompañes, etc. Todos los momentos que les dediques es el tiempo mejor invertido.
Información y estudio: vuélvete un padre y madre estudioso del tema para que tengas la experticia de infórmalos de lo que está pasando, los peligros, los riesgos, los cuidados que deben tener, y así los lleves a que se cuiden, actúen como debe ser tanto en lo moral como en lo espiritual.
Formación: incluye diversos elementos del desarrollo del ser humano, espirituales, afectivos, cognitivos, etc. Enfócate más en tu ser; es decir, en el crecimiento día a día de tu formación integral, para que seas ejemplo y modelo para tus hijos.
Buena comunicación y diálogo: fundamental para que en la familia se abran puertas y se brinde la confianza suficiente, como saber escuchar, intercambiar ideas, respeto mutuo y así puedan dialogar abiertamente.
Virtudes: para poder exigirle a los hijos que sean virtuosos, papá y mamá deben ser el modelo a seguir, para que ellos crean en ustedes y así sigan sus pasos. Estas virtudes son: humildad, respeto, prudencia, confianza, justicia, fortaleza, templanza, laboriosidad y resiliencia.
¡Ánimo, mientras haya amor, la vida es bella en la familia!