Siempre he dicho que ser mujer es maravilloso, sin embargo, esta afirmación no es compatible con la idea de que ser mujer sea fácil. Por el contrario, desde muy pequeña he crecido con la convicción de que resulta más sencillo ser hombre y muchas
veces deseé haber nacido hombre, y no porque considere que tenga alguna condición de disforia de género, sino porque el hecho de verles disfrutar de modo más simple algunas cosas de la vida me ha hecho considerarlo.
Esa idea de la súper independencia, de poder llevar todo de modo más resuelto, de la libertad plena de las decisiones, de ser menos juzgados socialmente, de que se le haya o les hayamos permitido vivir por tanto tiempo en el pedestal del no reproche, parece muy seductora. Como no iba a desear nacer en un mundo que premiara mi esfuerzo de primerazo, un mundo que me diera trabajo primero a mí antes que, a otros, uno en el que las oportunidades me priorizaran por género antes que por mérito. Ser hombre en definitiva es sumamente tentador.
Claro, comparado con otros tiempos las mujeres hemos venido ganando un papel cada vez más importante, solo por decir que avanzar desde muy atrás un par de metros contribuye a un reconocimiento a la igualdad, hoy gozamos de los mismos derechos y eso ha sido históricamente toda una conquista.
Veo la mujer que soy y por supuesto admiro sentirme plena, libre, empoderada, lo que he logrado no es el resultado de un esfuerzo aislado, muchas y muchos ayudaron a que lo lograra de ese modo y lo sintiera de ese modo, pero no todas las mujeres en este país lo pueden lograr. Si de por sí, ser mujer
es muy difícil, ser mujer con escasos recursos en un
país como el nuestro es una auténtica odisea, solo
por no emplear un término peyorativo, como el de
ser una desgracia.
Cada vez que me cruzo con un hombre que me dice que no me puedo quejar en mi nombre o en el nombre de otras mujeres, porque soy una privilegiada en tenerlo todo, me parece ofensivo de modo extremo, aun en mi buena condición social, académica y profesional, debo advertir que ninguno de los escenarios que transito son sencillos: soy mamá, profesora, abogada, estudio, trabajo, y todo lo hago auténticamente al tiempo y en solitario. Aquí podría decirles a otras mujeres que se sorprenderían de ver lo que se logra cuando se cree que se puede, pero no es cierto, no lo lograran solas, las redes de apoyo, el reconocimiento y garantía de sus derechos, la asignación de responsabilidades compartidas con los hombres, especialmente con sus hijos y en las labores del hogar son sumamente importantes.
Este mes se viste de rosa, para mujeres hechas de miles de colores, para recordarles que la vida rosa es todavía una conquista, que su autonomía por ejemplo aun depende de factores que no pueden controlar. Así por ejemplo, Amnistía Internacional advierte en cifras contundentes algunas realidades que se ignoran en el debate cotidiano: solo 1 de cada 100 mujeres tiene acceso a la tierra como propietaria, las mujeres dedican 3 veces más tiempo que los hombres a tareas domésticas y de cuidado pero no son remuneradas, solo 1 de cada 5 miembros de las cámaras bajas del parlamento son mujeres, las mujeres ganan un 23% menos que los hombres, el 75% de las mujeres en regiones en desarrollo trabajan en la economía informal, 6 de cada 10 mujeres han sido acosadas en el transporte público, entre muchas otras situaciones a las que se exponen.
La ONU promueve para este 2024 la idea de superar uno de los principales obstáculos para lograr la igualdad de género, bajo el lema “Financiar los derechos de las mujeres: acelerar la igualdad”. Cada vez que se presentan recortes en el gasto público, esa austeridad juega en contra de las mujeres, se
disminuyen rubros en servicios públicos esenciales, políticas de cuidados y protección social. Los efectos del desempleo y la inflación suelen afectar más a las mujeres y sus estrategias de supervivencia y medios de vida, y es peor en las mujeres en condición de vulnerabilidad. No es descabellado empezar a trabajar en la idea de recaudo de impuestos y promoción de incentivos bajo una perspectiva de género, porque si las mujeres no logran independencia económica no lograrán nunca igualdad.
En este orden, corresponde aunar esfuerzos entre las organizaciones civiles, las instituciones públicas y los medios de comunicación, “para lograr que las mujeres lo logren todo”. Es un compromiso social y cívico, lograr llevar un mensaje a todos nuestros lectores sobre la importancia de reconocer, garantizar y defender los derechos de todas las mujeres. Todos podemos ser DDM Defensores de los Derechos de la Mujer.