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El legado en peligro: el futuro incierto de los escribientes de Ibagué

La tecnología y la decadente atención al público son algunos de los elementos que determinan la transformación y posible desaparición de ‘los abogados de los desfavorecidos’.
Ibagué
Autor: Redacción Ibagué
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Redacción Ibagué
El legado en peligro: el futuro incierto de los escribientes de Ibagué

"Los abogados de los pobres", así describe Enrique Gracia su oficio como escribiente, quien, al igual que otros tres hombres, se han convertido en parte de la identidad del centro de Ibagué. 

Sin embargo, este panorama podría cambiar en los próximos años, pues el mundo tecnológico avanza a un ritmo acelerado, al cual, lamentablemente, no han podido seguirle el paso.  

Con sus máquinas de escribir y conocimiento, solamente cuatro escribientes se localizan, actualmente, en el callejón de la Gobernación del Tolima. Una cifra diminuta en comparación con los 50 'tinterillos' que se encontraban frente a la Alcaldía Municipal en los años 70. 

Diversas son las razones que pueden significar la desaparición de esta profesión, pero, entre ellas, destacan los avances tecnológicos, el internet y, como mencionó Carlos Ramírez, un hombre que ejerció el oficio durante 26 años, el ofrecimiento de un mal servicio por parte de algunos de ellos. 

“Eso ha conllevado a que este callejón se esté acabando y esa fue una de las razones que me motivaron a ponerme a estudiar y cambiar”, aseguró Carlos Ramírez, quien, en 2022, se graduó como abogado en la Universidad Cooperativa de Colombia. 

En la actualidad, los cuatro escribientes, quienes trabajan al lado de la Gobernación del Tolima, superan los 55 años de edad, así que, para ellos, no existirá un empalme generacional que evite su casi inminente desaparición. 

Según Carlos, la falta de credibilidad por parte de sus clientes puede ser uno de los motivos por los cuales las personas busquen otros profesionales que puedan cumplir con el trabajo de ellos. 

“Los escribientes tenemos un conocimiento para resolver una serie de problemas que la gente del común no conoce, pero desafortunadamente la falta de intención de capacitarse o simplemente buscar ganarse los $20.000 o los $2.000, provoca que engañen a la gente que está a ciegas”, mencionó Ramírez.

“Entonces, ha llevado a que la gente despierte y note que aquí le hacen un trabajo y en dos o tres días a la vuelta de la esquina se den cuenta que lo que hizo ese tinterillo es mentira”, agregó.  

Un factor que equivale a una transformación de la profesión de los escribientes es la tecnología. Pero, si bien es positivo, también puede significar que sean reemplazados por ella o obligados a utilizarla.

En este caso, la Era de la Tecnología ha obligado a algunos a sustituir sus máquinas de escribir por computadoras e impresoras. Aunque, no es el caso de todos.

“Las nuevas tecnologías nos dan herramientas y nos facilitan nuestro trabajo. Sin embargo, aquí dentro del grupo de los escribientes hay algunos que han sido muy renuentes”, afirmó Enrique Gracia, uno de los escribientes de la ciudad.

“No han querido entrar a esos cambios, porque algunos les da miedo, otros dicen que ellos no saben que 'ya loro viejo no aprende a hablar'", añadió. 

¿Qué significaría su desaparición?

La desaparición de los escribientes en la ciudad podría significar una pérdida para la tradición ibaguereña y, también, para las personas de escasos recursos que recurren a ellos para obtener asesoría jurídica a bajo costo. 

“Nosotros somos abogados de los pobres. Lo hemos sido por la experiencia de algunos, porque hemos procurado capacitarnos realizando cursos o seminarios de tributaria, administrativa o jurídica. Esto nos ha servido para desenvolvernos como aquellas personas que estamos prestos a colaborarle a las clases que más lo necesitan”, explicó Gracia. 

Los 'escribientes' han prestado sus servicios durante décadas. De hecho, antes de ser trasladados al callejón de la Gobernación del Tolima en el 2012, se encontraban frente a la Alcaldía Municipal. 

Sin embargo, la pérdida de este oficio no afecta solamente a las personas que son asesoradas, sino también a los propios escribientes, quienes obtienen de esto una fuente de ingresos, a pesar de superar la tercera edad. 

¿Quiénes son los escribientes? 

Uno de ellos es Enrique Gracia, de 70 años, quien, siendo oriundo de Chaparral, llegó a Ibagué en 1975 como llegan todos: con sueños empacados en la maleta y en búsqueda de un mejor futuro. 

Su oficio como escribiente inicio siendo intermitente, es decir, como quien busca una sombrilla cada que llueve. 

“Después trabajé en la Administración de Impuestos Nacionales, que ahora se llama DIAN, durante unos tres años y medio. Una vez terminó el contrato volví a desempeñar el oficio de escribiente. Después 16 años en Telecom, hasta que se terminó Telecom”, relató Ernesto. 

A los 54 años, después de salir de Telecom, vio compleja la posibilidad de conseguir un empleo debido a su edad, así que, como forma de encontrar sustento, volvió a ser 'tinterillo' como el hijo que regresa a su hogar

Con una historia similar, Carlos Ramírez, abogado de la ciudad,  vivió 26 años como mejor amigo de la máquina de escribir y asesor jurídico.

“Hasta el 2015 que empecé a estudiar y decidí luchar por terminar mi carrera”, contó. 

Él encontró en su oficio la inspiración para progresar académicamente con el objetivo de poder brindar un mejor servicio a la comunidad y hacer lo que más le gusta, ayudar al resto.

De ese modo, ya no se encuentra en el callejón, sino que cuenta con una oficina donde asesora legalmente a sus clientes. 

Como ellos, muchos 'tinterrillos' han pasado por el centro de Ibagué escribiendo, literalmente, historia, una que -quizá- llegue a su fin, pero cuya tinta es imborrable

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